jueves, 10 de septiembre de 2009

HISTORIAS DE NUEVA YORK de ENRIC GONZÁLEZ



Comentaba en un post que había aprovechado las vacaciones para leer todo lo posible y uno de los libros fue Historias de Nueva York. ¿Por qué este libro en particular? En mi caso fue por el boca a boca.
He leído un libro que me ha encantado, te lo tienes que leer me dijo hace unos meses Kris Ubach. Kris es para mí una referencia de cinco estrellas, todos los libros que me ha recomendado me han gustado mucho. Ella incluso forma parte de un grupo de lectura. Y así quedó la cosa.

Poco antes de marcharme de vacaciones cené en casa de Jordi Cotrina que me dijo: acabo de leer un libro que me ha gustado muchísimo. Os imagináis a que libro se refería, ¿verdad? Lo tenía allí mismo y me lo dejó.

No voy a hacer una crítica completa del libro pero sí decir que se lee enseguida, tiene solo 143 páginas. Es una mezcla de historia, guía y diario personal. Enric González tiene ese toque de perdedor que hace que enseguida te caiga bien: Mis hermanas siempre han dicho que soy raro. También lo dice Lola. Y lo dicen mis amigos, y las mujeres de mis amigos. En Nueva York me sentí como en casa, porque todo el mundo me parecía raro, más raro que yo.
Y también conozco a muchos de los periodistas que aparecen en la novela. A Alex Martinez Roig que fue durante mucho tiempo director del País Semanal. A Idoya Noaín, la corresponsal de El Periódico, con la que hice el reportaje de la Plaza Mayor de Madrid para una serie de plazas en diferentes ciudades del mundo y que, ya entonces, me contó sus intenciones de irse de corresponsal a Nueva York. Pero sobre todo a Juan Carlos Gumucio con el que compartí diez intensos días en Belfast trabajando en un tema del Ulster para el País Semanal.

Su recuerdo y el texto de Enric me llenó de tristeza: Juan Carlos Gumucio se pegó un tiro en su casa de Cochabamba. Lo recuerdo corpulento y sonriente. Era tan carismático que parecía capaz de curar un dolor de muelas con un apretón de manos.
Gumucio fue un gran periodista que pasó muchos años en Oriente Próximo, se casó bastantes veces, tuvo dos gatos llamados Smith y Wesson y contrajo en Londres una enfermedad del alma. Supongo que se dejó morir poco a poco. Se marchó a su país, Bolivia, quizás en busca del rincón tranquilo que eligen los gatos para morir en silencio, sin quejas. Al final, para acelerar los trámites, optó por la vía ejecutiva. Y se pegó un tiro…

Para finalizar, ¿Os habéis fijado en la portada? Es, nada más ni nada menos, una foto de Raymond Depardon, uno de los fundadores de la Agencia Gamma.

3 comentarios:

  1. Es uno de mis libros de referencia, Paco, y tengo varios amigos que, por mis consejos, lo están devorando en estos momentos...;)

    ResponderEliminar
  2. No hay nada como el boca a oreja Eva.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Chimento9/5/12

      Plaza Mayor. "Cuando el futuro se agota, mas
      somos el pasado que nos queda"

      Eliminar