Pero además de dominar la técnica, para a continuación olvidarse de ella, hay muchos otros factores que se esconden tras una buena fotografía. El trabajo duro es uno de ellos. Yo he tenido la suerte de trabajar codo a codo con algunos de los mejores profesionales del mundo, entre los que se encuentran premios nacionales de fotografía, fotógrafos del National Geographic Magazine o de la agencia Magnum, entre muchos otros. El trabajo sin descanso hasta lograr conseguir las imágenes buscadas, algo que llega a veces a convertirse en una verdadera obsesión, es una característica común de todos ellos.
Pero aparte de todos estos requisitos, hay uno fundamental a la hora de fotografiar gente. Lo he observado trabajando con estos profesionales a los que me refería antes y también con algunos de los alumnos a los que he dado clase. De la misma manera de que por mucho que entrenes es difícil que llegues a ser un Leo Messi o un Rafa Nadal, tampoco lo conseguirás en fotografía si te falta esta característica que puedes entrenar, pero sólo hasta un cierto punto. Es una especie de intuición que te hace adelantarte a los acontecimientos. Hay escenas que te llaman la atención y piensas, cuando las ves, que su plasmación daría por resultado una buena foto. Pero si te das cuenta entonces, ya es demasiado tarde. Los grandes fotógrafos de reportaje tienen ese don que les hace intuir que puede producirse una buena escena, subceptible de ser fotografiada, antes de que ocurra. Esta intuición privilegiada se aprecia de forma notable en las fotos de Tino Soriano.Como no podía ser menos os lo recomiendo encarecidamente. El libro se vende por 19,90 Euros y yo también he aprendido muchas cosas leyendo los consejos y técnicas que emplea Tino Soriano.
Bueno Hugo, me has dado bastante trabajo, lo que me imagino que entra en los deseos de todo troll que se precie. Mis amigos informáticos me han echado una mano y me han conseguido un filtro de spam que regularmente limpia los comentarios de alguien encasillado en dicha lista.
ResponderEliminarYa has visto que me tomo en serio el respetar tus deseos tan claramente expresados en estas páginas:
tomare en serio la señal del plebicito en donde gana la voluntad popular como debe de ser pero mientras estuve me mantuve y ocupe con soltura y holgura siempre con el apoyo a regañadientes del poder factico esto ha quedado bordado su puntito politico discurso y sintiendolo mucho y rogandole a los bioritmos que son los que me obligan a no dejar de comentar pues tendre que dedicarle mas tiempo a la fotografia ya que al final del asunto es que al escribir pues evito juntarme con tantas fotos y sesiones larguisimas delante de la pantalla asi que tal vez no tengas que molestarte en buscar formulas "Para que el blog discurra pacificamente
y
una peticion abstenerse los
teleósteos
Acantopterigios y
fusiformes
en comentar esta despedida ya que es muy triste".
Hugo Solo
Es la seman de Tino, a la presentaión del libro se suma la publicación de su reportaje en las páginas de El País Semanal mereciendo además su portada. Para mi la gran lección que nos da Tino es que el secreto de todo esto es el trabajo, y él trabaja 16 horas al día por lo menos. Además es incansable a la hora de buscar soluciones para hacer realidad sus proyectos y su publicación, algo digno de admiración en los tiempos que corren. Y por último, y quizas lo más importante, destacar el enorme cariño que muestra con todas las personas con las que trata, algo que se refleja en cada una de sus fotografías.
ResponderEliminarBueno, bueno, veremos si aquí en Pamplona podemos agenciar el libro de Tino, buen profesional y buena persona.
ResponderEliminarOtra cosa: he intentado ser educado pero pregunto: ese Hugo Solo o con leche...¿Es una máquina? ¿Tiene problemas de adaptación al entorno o qué? Lo digo porque no entiendo nunca ni papa y además por ahí le llaman Troll. Me recuerda a los espontaneos de las plazas de toros.
Salud para todos.
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ResponderEliminarCreo que Juanjo, cuando se refiere a esas 16 horas lo hace abordando el tema de la realización de un reportaje. Es necesario dedicarle tiempo y esfuerzo. Este trabajo es así si queremos conseguir buenas imágenes. Pasar horas hasta que surge aquella imagen que diferencia el reportaje.
ResponderEliminarEn efecto Manuel, discrepamos. No creo que esto de la fotografía profesional sea un trabajo como tú lo planteas, aunque no tengo nada en contra de que se defienda como tal, creo que es además una pasión, y una empresa, y un reto continuo. No pretendo con mi comentario anterior ejemplarizar la actitud frente al trabajo como una alegoría de la exclavización, sino como una constatación de que en nuestra sociedad nada se regala, y uno debe de luchar continuamente por el éxito de sus proyectos, con la cámara como dice David, pero también en todos los demás aspectos, búsqueda de nuevas ideas, búsqueda de financiación para hacerlas realidad, búsqueda de soluciones para convertirlas en una realidad, ya sea en forma editorial o de documental o lo que sea, búsqueda de distribución... Eso sólo se hace con trabajo, trabajo y trabajo.
ResponderEliminarEs mi opinión, me gustaría que fuera Tino el que me dijera si me equivoco o acierto, puse 16 horas como pude haber puesto 9, que no se lea literalmente por favor, pero como decía al principio esto no sólo es una profesión, sino también una pasión, por lo que la clásica división de ocho horas para trabajar, ocho para disfrutar y ocho para dormir hacen que de las ocho del trabajo y las ocho del goce se congundan y mezclen en muchas ocasiones.
Un saludo Manuel y David.
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ResponderEliminarSiempre podemos aprender de alguien que observa la vida a través del visor de sus cámaras.
ResponderEliminarUn abrazo
Esa foto de Tino Soriano de la "Mona Lisa" siempre me ha parecido espectacular, pero no conocía la historia. Ademas, como comentas, buen ejemplo de "ver la foto antes de que ocurra".
ResponderEliminarSaludos
Sobre la discusión del trabajo y las horas que trabaja a veces un fotógrafo, creo que puedo poner dos ejemplos, que pueden aportar cosas.
ResponderEliminarPara hacer la foto mía del prólogo, la del observatorio astronómico, estuve todo el día tomando fotos y aprete el disparador con la cámara en el trípode a las 10 de la noche. La dejé y tuve que bajar desde los 2.000 metros de altura del observatorio hasta mi hotel en Almería a 50 km. Cené algo, me fui a dormir, me desperté a las 4 de la madrugada y volví a hacer los 50 km para cerrar el obturador y luego seguí tomando fotos.
El segundo ejemplo pasó en los años 80. Quedamos en Saldes, el pueblo al pié de la montaña del Pedraforca, un equipo de TVE y yo y una redactora de Interviú con 8 alpinistas que iban al Everest. Toda la mañana estuvo lloviznando y todos esperando a que parara. El equipo de televisión lo formaban un realizador, el productor, un periodista, el cámara y su ayudante y el de sonido. En total seis. Al mediodía dijeron a los alpinistas que habían empezado a trabajar a las nueve y que después de comer se tendrían que marchar porque contando el camino de regreso ya harían las 8 horas diarias y como no les pagaban horas extras no podían quedarse. Y después de comer se largaron dejando plantados a los 8 alpinistas que habían llegado hasta allá de diferentes puntos de Cataluña. Sobre las 16,30 h se despejó el cielo y yo pude hacer las fotos a la perfección ¿Curioso, no os parece?
Joseba, lo de Hugo Solo es una larga historia. Dejémoslo correr.
Y Juanjo, sobre Tino podríamos decir también que tiene detrás a una gran mujer, Anna. Aparte de llevar todo lo de la casa y de la hija de ambos, se ocupa de toda la infraestructura de los viajes de Tino, de la facturación, de toda la parte económica y a veces hace hasta de modelo. En resumen, un mirlo blanco. Un beso grande desde estas páginas Anna.
Paco, las mujeres de los fotógrafos merecen siempre un monumento, Anna merece además la dedicatoria de la placa y las palbras del alcalde, un beso para Anne.
ResponderEliminarManuel, creo que hablamos de los mismo, lo único que hay que entender es que cuando hablo de la empresa ha de entenderse que la emprtesa es uno mismo y que los beneficos económicos que se obtengan son para uno mismo, no que haya que dedicar 16 horas al día para defender la acción del National Geographic.
Esto del tiempo, de las horas, es algo necesario en nuestro trabajo, aunque por desgracia a veces sucede todo lo contrario y ya que Paco ha contado dos ejemplos, contaré uno reciente.
ResponderEliminarEste sábado estaba en Sevilla para hacer por la tarde una sesión de fotos a Cayetano Rivera en un finca a las afueras de la ciudad.
De camino empezó a llover y cuando llegué tuve que hacer de inmediato las fotos, sin apenas contacto con el personaje, porque la lluvia intensificaba. Total, apenas dos minutos para hacer una portada de magazine y una doble para el interior y a correr hacia dentro de la casa para hacer la entrevista.
A uno se le queda la cara de idiota y una sensación de ser más un bombero que apaga un fuego que no un fotógrafo.
Ojalá que hubiera podido estar al menos una tarde con él, y mejor si hubieran sido 16 horas y no dos minutos.
Mucho mejor las 16 horas David, pero las empresas envían a profesionales curtidos para hacer encargos tan importantes porque saben que si las cosas se ponen difíciles, como en tu caso, lo resolverás, aunque te sientas un poco bombero.
ResponderEliminarTodos tenemos anécdotas similares, sobre todo al retratar a personajes importantes.
Queridos amigos,
ResponderEliminarantetodo gracias a Paco por el prólogo, las fotografías y la reseña de mi último libro. En todo caso está hecho con mucho cariño y he volcado en él todo lo que he aprendido en casi veinte años de profesión. Tanto técnicamente como en mi motivación para realizar cualquier tarea. Esto me lleva a responder, como sugería Juanjo, el tema de las horas de trabajo. De hecho David y Paco ya lo avanzan, pero para matizar mi punto de vista añadiría que buscar un horario en el trabajo de un free lance es como ponerle puertas al campo. Si tuviera que añadir algunos números, diría que soy capaz de mantener la máxima concentración para tomar fotos unas cuatro horas al día. Es cierto que entre doce y, a veces, dieciseis horas, buscas, caminas, pululas (y te paras a comer algo)buscando una perfección que a menudo se refleja poco en los resultados. Te vas a dormir con un montón de dudas, y al día siguiente te despiertas con todas resueltas. Quiero decir, sabes qué tienes que hacer, donde y cuando. Eso significa que, por la noche, tu cerebro ha seguido barruntando. Pero también me desconecto. No quiero ser fotógrafo todas las horas de todos los días de mi vida. De hecho, limito mi trabajo o, como Paco, también escribo, o doy talleres, o ejerzo de padre e intento compensar la soledad que padecen mi mujer y mi hija por este oficio mío. En fin... Anna es maravillosa. Llevamos 30 años juntos. ¡Ah! Otra cosa. Hace unas semanas que he decidido desconectarme un poco de las redes sociales mientras estoy de reportaje. Creo que consume tiempo y recursos y necesito estas horas para descargar, añadir información IPTF, hacer copias de seguridad... y descansar. Un abrazo a todos y gracias de nuevo.