Hay que aprovechar el invierno para viajar a lugares con pistas de esquí emblemáticas. Y un lugar ideal es Innsbruk, en el corazón de la comarca austriaca del Tirol. A orillas del río Inn y rodeada de altas montañas es conocida como la capital de los Alpes.
Más de un millón de turistas visitan la ciudad cada año, sobre todo para asistir a los numerosos campeonatos de esquí que se celebran y a practicar ese deporte, aprovechando la calidad de las pistas cercanas.
EL APRÈS SKI ES SIEMPRE DE LO MÁS ANIMADO La ciudad tiene su principal icono en “El tejadillo dorado" Goldenes Dachl). Este tejado fue construido en 1500 bajo órdenes del emperador Maximiliano I, en sus paredes se aprecian relieves que narran escenas de su vida. La finalidad del balcón era tener un lugar destacado para ver los eventos de la plaza adyacente. Su nombre se debe a que el palco gótico está cubierto de tejas de cobre dorado.
EL TEJADILLO DORADO La llamada “Capital de los Alpes” es un ejemplo remarcable de la arquitectura gótica. A los que os interese, podéis acceder a toda la información a través de la Oficina de Turismo Austriaco.
PALACIO DE LA CORTE. SALA DE LOS GIGANTES. 
Recuerdo con mucho cariño mis visitas a Innsbruck. Austria siempre era un fijo en mis viajes con el InterRail por Europa.
ResponderEliminarQuizás uno de los rincones más fotografiados sea el Tejadillo Dorado. 500 años de historia no se cumplen todos los días.
ResponderEliminarUn abrazo
Nos has dado un paseo magnifico por Innsbruck,a mi me ha venido muy bien porque no la conozco, con tu secuencia de fotografias ha sido perfecto.de ellas siempre me llaman la atención ese colorido, que me resultan preciosas, no es un piropo, pues los maestros no necesitais de eso sino de reconocimiento.
ResponderEliminarMaribel
Austria siempre entrañable. Innsbruck, una ciudad para conocer durante todo el año. Incluso se puede esquiar en pleno verano. Saludos.
ResponderEliminarUn lugar precioso Rafa, y en donde el Tejadillo de Oro brilla con luz propia Jan.
ResponderEliminarGracias Maribel, ahora te falta el paseo real.
Ramón, recordarás que precisamente nos conocimos en Insbruk.
Un abrazo.