Entiendo que con estos títulos penséis que se me ha vuelto a ir la olla o que me paso el día comiendo y fotografiando platos como los del
The Japan Photo Project. La verdad es que aprovecho las comidas para contar historias relacionadas con ellas, como en este caso. Al fin y al cabo, como dice muy bien
Francesc Vera, las buenas comidas acompañadas de una buena conversación son una de las mejores cosas que nos puede deparar el verano.
Todo empezó cuando fui a la pescadería del Mercadona y pedí dos lubinas sin cabeza, cola ni espina y abiertas por la mitad. "¿Se las guardo aparte?" me preguntó por enésima vez la pescadera. Y esta vez le dije que sí. Tal vez podría utilizarlas para hacer un fumet (como me sugerió una vez Rafa Pérez) o incluso una sopa, por lo que compré una decena de gambas, almejas, morralla y un paquete de verduras para el caldo. Ahora sólo tenía que buscar una buena receta de sopa de pescado. Estuve mirando por Internet y llegué a la conclusión de que cada uno la hace como le da la gana y es lo que decidí hacer ,más o menos.
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Y ahora viene lo de mi madre. Tiene ya 91 años, muy bien llevados, a pesar de algunos achaques, y vive sola, aunque puerta con puerta con mi hermano Javi y su familia que están este mes en Sant Antoni de Calonge. Resultó que mi madre se había tomado la tensión en la farmacia, se la habían encontrado bajísima y la habían dicho que fuera a urgencias al hospital de la Sagrada Familia que está al lado de su casa. Me llamó desde allí, diciéndome que no me preocupara, que sólo era eso y que estaba muy bien atendida.
Mi madre es una mujer excepcional. En su juventud una belleza morena impresionante, todavía hoy aparenta muchísima menos edad de la que tiene, y a la que no recuerdo nunca en cama. Su principal preocupación es no molestar a nadie. Con mi padre vivieron una historia de amor preciosa. Se conocieron en una verbena de Sant Joan. Mi padre, bien plantado, ingeniero de caminos, un hombre muy viajado y que debía ser un ligón de cuidado la abordó con un “Las niñas de doce años deberían estar en la cama durmiendo”. Mi madre tenía entonces 21 años y aquí os enseñó una foto de entonces tomada en el estudio Lumiere, en la Ronda de Sant Antoni de Barcelona.
A partir de entonces no se separaron nunca más hasta la muerte de mi padre-los dos paquetes diarios de tabaco le pasaron una factura irreparable-aunque mi madre me contó que, al principio de su relación, intentó dejarla varias veces, tal vez por miedo de abandonar su soltería dorada.
Todo este rollo viene porque una vez restablecida la tensión a límites razonables acompañé a mi madre a casa y le pregunté:
"¿Mamá, como se hace una sopa de pescado?
Lo básico es el sofrito. ¿No tienes?" me respondió.
“¿Cómo voy a tener?” le contesté.
“Yo siempre tengo” me explicó. “Lo hago con tomate, cebollas, muchos ajos y Avecrem. Lo congelo y lo guardo en tarritos que utilizo para muchos de los guisos que preparo.”
Y me dio uno.
Con el preciado sofrito y demás ingredientes me puse manos a la obra.
INGREDIENTES PARA CUATRO PERSONAS.
Hierbas y verduras para el caldo (Podéis echar lo que tengáis a mano):
1 chiribía
1 apio
1 puerro
3 zanahorias
1 manojo de tomillo
1 hoja de laurel
Morralla formada por diferentes pescados pequeños de roca
Las cabezas y las espinas de las dos lubinas
20 almejas
10 gambas
15 almendras y 20 piñones para la picada
Cuatro cucharadas soperas del sofrito concentrado de mi madre.
Según los expertos el secreto es hervir todo durante una buena media hora. Cuando faltan cinco minutos añadir las gambas y las almejas. Colarlo, rectificar de sal, pelar las gambas, soltando en el líquido el jugo restante de las cabezas. Quitar la carne de las almejas de las conchas, trocearlo todo y echarlo al caldo. En otra olla calentar un poco el sofrito, añadir la picada de las almendras y los piñones, remover un poco, añadir el caldo y calentar durante unos cinco minutos.
Sabía de muerte, pero había un problema. Al fin y al cabo era la primera vez que la hacía.
“Mamá” la llamé por teléfono, “la sopa me ha quedado un poco aguada”.
"¿Tienes Avecrem de pescado? Échale una pastilla o una pastilla y media” fue su solución. Tenía y solucioné el problema.
Me tomé la sopa con unas rebanaditas de pan tostado y una copa de vino blanco. Andrea, a la que sigue sin gustarle el pescado, aunque le encantan las gambas y demás mariscos, ni la probó. Por lo que congelé el resto. Y aquí es donde aparece, para rematar la historia, la figura de Albert Cañagueral.
Resulta que sólo unos pocos días después de la comida en casa con Jordi Parra y Albert, este último,jugando a fútbol con los veteranos del Barça se lesionó gravemente al romperse el tendón de Aquiles. Resultado: pierna enyesada desde la parte superior del muslo al pié. Tiempo de recuperación: dos meses. Así que a mi vuelta de Porrera repetimos la comida, pero en casa de Albert. Como Albert no puede cocinar porque no puede estar de pié, sólo andar un poco con muletas, Jordi, que también vive en el Masnou, y yo llevamos la comida. Jordi cocinó un conejo al Romescu, que estaba de rechupete, y un postre. Yo aporté la sopa de pescado, que después de unos días de reposo en la nevera, estaba mucho más rica. Se había espesado y todos los sabores estaban mucho más ligados.También traje un vino tinto del Priorat comprado en Porrera que me recomendó Isabel Vilà. ¿A que la etiqueta es preciosa?
Y aquí podéis ver el estado de Albert en esta foto que le hizo Jordi Parra con su teléfono móvil.
ALBERT CAÑAGUERAL FOTOGRAFIADO POR JORDI PARRA
Paco! m´encanta aquest post intim i aromatitzat amb records i vivències tan dolces. A vegades segons el que llegeixo, veig o experimento a primera hora del mati em marca de certa manera el dia. Simplement gracies! un petó.
ResponderEliminarJe, je, que fotos hacian antes... tu madre parece una bailaora.
ResponderEliminarPara las sopas (y otras substancias reflectantes) va muy bién el polarizador.
Por aquí en Huelva, para más sabor a gamba, con una batidora pasas caldo con todas las "cáscaras" de las gambas. Batidas, las echas con el resto de ingredientes pasándolas por un colador. Esto vale para arroces de mariscos, guisos y albóndigas de pescado, sopas...
ResponderEliminarRecuerda que si apartas las cáscaras dejas en las cabezas la parte más sabrosa.
Aunque sea de Huelva, no soy yo muy marisquero, pero es lo que se ve por aquí.
Saludos.
Paco, esta vez te voy a quitar todo el mérito de la receta: el secreto siempre está en el sofrito de las madres. La sopa de pescado es un clásico en nuestra mesa de Nochebuena, con un toque picante.
ResponderEliminarY mi madre, como cuenta Ercanito, también pasa por la batidora cabezas y demás.
Me encantan las fotos antiguas y tu madre está bellísima, tan flamenca ella. El Parra es como rascar en mi vida profesional y encontrar a un amigo querido. Con Albert, otro tanto. Su tendón lo mantendrá quieto duranto tiempo algo impensable en circunstancias normales. La sopa y el vino de etiqueta guay me han estimulado la pituitaria. Hoy empiezo con buen día gracias a ti, Paco.
ResponderEliminarSí, Paco, m'agrada l'estiu precísament per això, pels dinars i sopars amb amics, sense preses i amb una bona conversa que fan la calor molt més suportable.
ResponderEliminarA propòsit del que diu Jordi, no heu reparat en que el polaritzador abans era una cosa indispensable en l'equip del fotògraf i que ara sembla que ja ningú no usa? Jo encara en duc un a la bossa i l'use de tant en tant, que en digital també proporciona resultats espectaculars i no només en situacions de reflexes.
Ah, i la teua mare ben guapa!
tu madre es un bellezòn!!!y que suerte que puedas disfrutar de ella todavìa.
ResponderEliminarsalut
colita
A Colita:
ResponderEliminarFelicidades artista. He leído la biografía de tu web y me he percatado de que antes de ayer fue tu cumple, en números redondos. Que sean muchos más, y con buena salud.
Buenas tardes a tod@s!
ResponderEliminarLa historia de us Madre, es fantástica y de las bonitas de verdad. Difrutela que Madre solo hay una, y no sabe el vacio que deja cuando ya no este entre nosotros; nada se lo llenará del todo.
Por cierto su Madre de joven era una preciosidad de Mujer.
Un saludiño
Mr. Velázquez
El fet que t’hagi marcat el dia de forma positiva gràcies al meu post es el millor piropo que em pots fer Ari.
ResponderEliminarUn petó.
Y lo mismo para ti Monty. En cuanto a la comida fue una reunión de viejos amigos en la que faltabas tú. Y yo he pensado lo mismo que tú. Albert va a estar inmovilizado cerca de dos meses, impensable. Pero de momento lo está llevando bastante bien. Jordi y yo repetiremos lo del “catering” a domicilio.
Siempre se aprende algo nuevo. La próxima vez pasaré las gambas por la batidora, después de haber retirado la carne por supuesto, y las pasaré por el colador siguiendo vuestros consejos. También desempolvaré el polarizador si tengo que fotografiar más sopas con brillos Jordi y Francesc..
Sobre mi madre, ya me daba cuenta de que tenía algo especial cuando muchos compañeros de colegio preguntaban si nos vendría a buscar a mi y mis hermanos. Uno, incluso me turbaba un poco, porque me decía directamente que mi madre “estaba muy buena”. Qué cosas, las que estaban buenas eran Brigitte Bardot, Ava Gadner, Claudia Cardinale o Gina Lollobrigida.
Y Colita y Mr.Velázquez, si que es un privilegio poder disfrutar de ella todavía.
Un post a parte de sabroso muy emotivo.
ResponderEliminarYo también dedique parte de un post a mi madre y es que madre no hay mas que una y hay que cuidarla.
a ENCARNITO.
ResponderEliminargracias por la felicitaciòn!
espero cumplir algunos mas...con las neuronas en su sitio, si no, mejor que me atropelle un autobùs.
que seas feliz.
colita