Las críticas fueron despiadas. Que si el buitre era él, que por qué no salvó al niño en vez de hacer la foto…
Los fotógrafos sabemos que toda foto encierra un alto grado de subjetividad. Otro fotógrafo que estaba con
Carter explicó que era un encuadre muy cerrado que excluía a decenas de niños, cuyos padres estaban en las cercanías recogiendo alimentos suministrados por personal de
Naciones Unidas. Tras unas tomas el buitre voló.
Yo la veo como una foto simbólica.
Carter usa un teleobjetivo que reduce la distancia real entre el niño y el buitre y que, por supuesto, no está en peligro de ser devorado por él. Esta foto simboliza el estado de África expoliado por años y años de colonialismo, por dictadores sostenidos por muchos países de Occidente que se benefician de sus materias primas y de la venta de armas.
Pepe Baeza lo razona muy bien:”Resulta que los victimarios son los que dicen que no se hagan fotos a las víctimas. Pretenden que
Kevin Carter salve a todos los niños africanos en vez de describir lo que está pasando, en un discurso de culpabilización del testigo”.
Es el argumento que está imponiendo la corriente neoliberal, en boga a partir de
Ronald Reagan y
Margaret Thatcher, bajo el enunciado de “Respeto a la dignidad de las victímas”, dentro de muchas otras trabas para eliminar testimonios molestos para sus intereses.
Todo esto me recordó que en una de las universidades en donde doy clases de fotoperiodismo enseñé mi reportaje sobre
La Aldea de la Paz, una organización alemana que cura a niños heridos en el tercer mundo, y que publiqué en la portada del
Magazine de La Vanguardia. Al ver la foto que encabeza este artículo y que también formó parte de una exposición colectiva titulada
“Los desastres de la guerra”, una alumna me dijo:”pero, ¿se puede publicar? ¿Y los derechos de la niña?
Me quedé horrorizado y pensé " ¿Estos son los nuevos periodistas de los que puede ser que dependa la edición de fotos en un futuro próximo? ¿Quién les está enseñando esto en la universidad?"
Le respondí: “A la niña angoleña de la foto, lo que menos le importa es que la fotografíen, lo que realmente le importa es resultar herida y quemada en una olvidada guerra tercermundista”.
¡Cielos! Espero que profesores como
Pepe Baeza,
Sandra Balsells, Laura Terré,
Silvia Omedes o yo, entre otros, podamos enmendar estos desaguisados.
A veces parece que para algunos aspirantes a fotógrafo lo que menos cuenta en una imagen es el contenido. Por suerte para el público en general el contenido casi es lo único que importa.
ResponderEliminarRespecto a los neoliberales, hay que tomar cartas en el asunto pq esta gente se va a cargar el mundo mientras pueda llenarse los bolsillos.
Totalmente de acuerdo con la reflexion. Tambien estuve en la conferencia de Pepe Baeza y sali pensando en este tema (entre otros muchos a los que aludio).
ResponderEliminarSoy fotografo aficionado (con ganas de convertirme en fotoperiodista), y reconozco que a veces dudo de hasta donde se podria llegar con una camara. Sin embargo, con charlas como la del otro jueves, o comentarios como este, me queda mas claro: hasta donde la verdad requiera.
En un llibre de Castilla del Pino, de moda entre finals dels seixanta i principis dels setanta, Sexualidad y represión, es deia que l'objectiu de la repressió és assolir l'autorrepressió. D'igual manera podem entendre que l'objectiu de la censura és interioritzar l'autocensura, i pel que es veu la cosa va fent camí...
ResponderEliminarEspere que entre tots els que tenim accés a la docència pugam contrarrestar, encara que només siga una mica, eixa tendència.
Lo peor de todo esto, es que al final la gente de la calle se preocupa más por la fotografía que por su contenido, se entretienen en debates sobre derechos de imagen, y obvian el problema que ha sido fotografiado. Y por supuesto, terminan por preferir no ver esas imágenes, convencidos de que hacen una "buena acción".
ResponderEliminarY esto torna en terrible cuando sale de un periodista...
Totalmente de acuerdo con la reflexión y el análisis de la cuestión. Recuerdo haber visto circular por internet, no hace mucho tiempo, un video pretendidamente "moralista", que mostraba el trauma de una fotógrafa premiada (de ficción), provocado por su no intervención en un conflicto en el que se limitó a fotografíar a una persona tiroteada. No me gustó nada el tufillo que desprendía, porque repito era un video de ficción en el que no advertí que estuviese basado en ningún caso o hecho real. Y aunque no recuerdo donde lo ví, creo que estaba siendo difundido ampliamente como si de una campaña institucional se tratara. Lo dicho, olía bastante mal.
ResponderEliminarCreo que aquí hay dos debates: el de los derechos de imagen y el de la función del fotógrafo. Y en ambos casos, el fotógrafo juega con fuego y debe asumirlo. En un mundo en que la gente es cada vez más consciente de su propia imagen y de los recursos legales para controlar la imagen que proyecta, y en el que la visión cruda y directa de la realidad hiere tantas falsas sensibilidades, la fotografía se desliza por el filo del precipicio judicial. Y ante eso: casco, rodilleras y buenos patines.
ResponderEliminarTanto la tuya como la de Kelvin son grandes fotos, que ningún periodista con sentido de la responsabilidad y de la curiosidad dejaría nunca de hacer, aunque algunos no lo entiendan. Yo también me pregunto qué es lo que se enseña en las facultades a los alumnos de periodismo. Viendo cómo se comportan algunos de ellos, la impresión es que muy poco de lo sería deseable.
ResponderEliminarPerdón, se coló una inoportuna l en lo de Kevin.
ResponderEliminarHmmm... Sí. A lo mejor es que somos un poco anticuados, o unos románticos (que ya es ser anticuado).
ResponderEliminarEl vídeo sobre la foto-periodista traumatizada por haber hecho fotos en lugar de haber intentado salvar una vida lo podéis ver aquí: http://www.youtube.com/watch?v=KZjHxuEVYvU
A mí el moralismo facilón que rezuma me pone bastante enfermo. Yo empezaría la reflexión preguntándome: ¿si no fuera foto-periodista, estaría allí? ¿Si no fuera foto-periodista, se quedaría ahí mirando o habría echado a correr como todo el mundo? ¿La hubiera podido salvar ni siquiera abatiendo al "malo" con una ráfaga combinada de RAWs y JPGs?
Coincido con lo que decís. No es lo mismo ir de turista al Congo o a Argelia y clavarle el objetivo en la nariz a uno con el que te cruzas en la calle y otra tratar un tema a fondo como reportero. También estoy de acuerdo con lo que comentas, Paco, del sentido simbólico de muchas imágenes
ResponderEliminarLa foto de Carter que ilustra tu post generó un amplio debate en mi clase de Fotografía en la facultad (com. audiovisual) y me sorprendió muchísimo que los alumnos hablaban de manipulación directamente, no en el sentido de tomar un encuadre o elegir un objetivo. Algunos incluso daban por hecho que el fotógrafo había puesto comida allí para que se posara el buitre. Se habló de manipulación y de morbo, pero casi nadie parecía ver el sentido de aquella foto, la denuncia de una situación. Y me temo que el profesor tampoco se permitió un pequeño comentario sobre la credibilidad que deben tener los medios de comunicación y las funciones y objetivos del fotoperiodismo.
ResponderEliminarEn fin, que en las facultades no se habla de compromiso con la profesión...
yo, como abogado, soy sensible a los derechos de imagen de las personas, pero a veces éste no prevalece sobre el derecho (de igual rango fundamental) de la libertad de información.
ResponderEliminarpara perseguir una infracción del derecho de imagen, el perjudicado debe acreditar, demostrar que sufre un perjuicio, lo cual no se da en muchos casos.
Yo creo que como fotógrafos nos tenemos que poner también en el lugar de los fotografiados, aunque sea un poquito. Y eso no está reñido con ir hasta el "fondo de un tema". De todas formas, cuando llegas hasta "el fondo de un tema" has empatizado tanto con la gente que muchas veces dejas a un lado los aspectos más oscuros o negativos (todas las historias humanas tienen un reverso). Nosotros también lo tenemos. Estoy de acuerdo con Paco de que no se puede matar al mensajero. Pero de verdad y lo digo de corazón, me dan muchísimo miedo los reporteros totales(fotografien o no)que buscan la "verdad" por encima de todo.
ResponderEliminarNo se si me he explicado.
Y ahora una petición para Paco: Me gustaría saber su opinión de experto sobre el World Press Photo y si no hay mucha política encubierta, por encima de otro tipo de consideraciones (artisticas, documentales, etc) dando el premio a una foto de Irán, el objetivo número uno de la Casa Blanca.
Salud para todos.
Hola, Paco.
ResponderEliminarDurante unos cuantos años, yo he trabajado en cooperación en algunos de los países más pobres del mundo, en algunas de las emergencias más desastrosas (incluía Angola pero también Darfur, Chad, Afganistán, Palestina y Haití) y ahora me dedico a la fotografía, así que -sin pretender hacer alardes- creo entender un poco los dos lados de la cámara.
Estoy completamente de acuerdo contigo. No se enfrentan el derecho a la imagen y el derecho a la libertad de la información, porque de manera unánime, las gente en esos países quiere y necesita ante todo una solución a sus problemas inmediatos.
No estoy haciendo un supuesto: lo he hablado y preguntado a las mismas personas a quienes he hecho fotos, que entienden perfectamente de qué se trata el asunto e insisten en que su situación se conozca a través de la fotografía.
La imposición de lo políticamente correcto no obedece, desde luego, al interés de quien sufre sino al interés de quien es responsable de que eso esté pasando. No hay imágenes excesivamente duras sino situaciones excesivamente injustas, y a riesgo de equivocarse, creo que es preciso que se sigan mostrando.
Las fotos de la guerra, la del niño y el buitre y otras muchas más no sólo se pueden publicar sino que “se deben publicar”. ¿Cómo podríamos saber qué es lo que estaba o está pasando? El fotoperiodismo de guerras y situaciones límites—esto es un eufemismo—no es pasivo sino activo; no es contemplativo sino convulsivo. No es para que entornemos los ojos a modo placentero sino para abrirlos como platos. No hay morbo sino denuncia social. Es un fotoperiodismo que nos sacude, que nos hace saltar de la silla, que nos hace pensar y reaccionar.
ResponderEliminarEs mucho más verdad que el periodismo escrito. Y eso lo dice una “plumilla”.
¿Es que nadie se acuerda de la niña vietnamita desnuda que corría despavorida? Esa foto cambio la percepción que teníamos de esa guerra.
Y esa niña es hoy una reconocida activista por los derechos humanos. El mensaje de Pepe Baeza fue claro y contundente: se intenta culpabilizar al periodista gráfico de estas imágenes, cuando la culpa es en realidad de quien, mediante su posición de poder, crea estas situaciones.
ResponderEliminarEl fotoperiodista se vuelve incómodo para ese poder establecido, y Pepe Baeza aclaró que la máxima expresión de esa labor testimonial se dio en en a Guerra de Vietnam.
Estoy contigo Paco, hay que dejar claro que la función testimonial es importantísima y necesaria. El derecho a la información no puede subordinarse al derecho a la intimidad siempre que la noticia sea de interés. Las fotografías de Kevin Carter y Nick Ut.
Saludos
...Las fotografías de Kevin Carter y Nick Ut son un clarísimo exponente de la función del la fotografía documental.
ResponderEliminarPobre kevin carter, nunca va a poder descansar en paz. De él mismo y de la foto de la niña con el buitre se han vertido demasiados rios de tinta envenenados, sobre todo por desconocimiento con el agravante de un buenismo mal interpretado y fundamentado. Demasiada mierda vertida antes y después de su muerte. Sin haberse leido El club del bang bang, sin haberse interesado por los entresijos que situan la foto tan culminante para la vida, y muerte de KC. Con el regalo envenenado del Pulitzer. Es cierto como dice Joseba que hay que ponerse en la piel de los ujetos que fotografiamos, creo que no sólo un poquito sino continua y totalmente sin descuidarnos nunca de hacerlo. La verdad, las verdades tienen diferentes puntos de vista y perspectivas y sólo estarán bien acompañadas de la honestidad intelectual y emotiva. Que me parecen las únicas rayas que no hay que siquiera pisar. El problema quizá sea donde cada cual y las circustancias permitan trazar esa delgada linea roja, pero nuestro deber moral será debatirlo de continuo.
ResponderEliminarEl video del cientoveinticincoavo ya ha tenido demasiado éxito para los endebles mimbres con que se construye. Es moralista y poco claro de intenciones y fagocita escenas de escusado donde se plantean moralidades en otras ficciones: Las flores de Harrison y Los campos del silencio que recuerde ahora. Debatir en torno a él intoxica la discusión.
Paco, también estoy de acuerdo con que practicamente estás obligado a hacer una subida y ponernos a comentar sobre la foto de las terrazas.
Salud y saludos.
Paco, conozco tus fotos en el aeropuerto de Dusseldorf
ResponderEliminari me parece muy bien, como comisria de la exposición
“los desastres de la guerra “ las suscribí totalmente.
No es así con la foto de Carter.
Hay momentos en que tienes el derecho a no hacer una foto,
por propia estima, por sensibilidad.
Ay un sexto sentido en el lector de imágenes que nota cuando una foto
es de verdad, que quieres contar algo con ella. Y en esta foto dse Carter
se nota que hay trampa, Si había gente alrededor i el niño
no se estaba muriendo, es mentira, si el cuervo voló, es mentira
i si el niño se estaba muriendo yo hubiera dejado la cámara
y lo hubiera abrazado para que no muriera solo. No se trata
de sensiblería gratuita, se trata de aprender que es mas importante
el ser humano que una foto i cuando haces una foto pasando
por encima del ser humano, se nota
…y para mi, esta es la diferencia entre un buen fotoperiodista i uno
que perdió su autoestima detrás de una cámara.
Saludos fotográficos
Nick Ut que hace un par de años estaba haciendo guardia para AP en los juzgados de Los Angeles para pillar la salida de Paris Hilton, que vueltas y bucles tiene la vida. De la movida del napalm en Vietnam el impacto real fue en televisión, aunque la foto fija de Nick es la que queda fijada en la memoria de la historia. El fotoperiodismo tiene que resultar incómodo para los poderes, que ya intentan siempre acomodarlo, adocenarlo y quitarle los atributos para que no moleste.
ResponderEliminarSalud y saludos.
Querido Paco:
ResponderEliminarYo, como sabes no soy fotógrafa pero soy Editora y estado en este mundo de los Reportajes y los medios de comunicación a lo largo de muchos años.
También he vivido en un país en el la censura impuesta o autoimpuesta aún existe y ha existido en lo escrito y las imagenes. He estado cerca de situaciones muy dolorosas y extremas en lugares donde lo que se necesita es una "abierta y valiente denuncia" de lo que ocurre.
Es contundente e inevitable esa frase que dice: "Una foto vale más que mil palabras" y coincido con todos los que te escribieron en ese sentido.
¿Qué sucedería con tantas circunstancias que atentan directamente contra los derechos humanos si no existiera una imagen o alguien que escribiera e investigara sobre ellas? Seguirían creciendo los espacios de impunidad,de complicidad e indiferencia.
Los periodistas y los fotógrafos somos la "Voz" de aquellos que no tienen la posibilidad de "Gritar a los 4 vientos su realidad" y sobre todo de ser escuchados y recibir una respuesta favorable.
La gente suele poner más atención a nimiedades y no al fondo de lo que se muestra en una foto o se narra en un artículo.
La posibilidad de "sacar a la luz" todos aquellos atropellos, abusos, situaciones terribles y crudas, nos convierte en los más importantes defensores de los derechos de las víctimas.
Y eso sigue costando vidas de compañeros periodistas y fotógrafos a diario en todo el mundo, como en mi país.
Si permitimos que callen nuestras voces, estaremos siendo cómplices de dictadores, torturadores, promotores de la guerra, de la destrucción, de la desigualdad, del dolor, de asesinatos, del hambre, la pobreza, la ignorancia, el dolor, políticos y servidores públicos corruptos, de asesinos, traficantes, etc. y de muchas otras calamidades.
Al final del camino...Son a ellos a los que más les conviene el SILENCIO, no a las víctimas.
Es frustrante y decepcionante. Gente, en este caso fotógrafos, luchando por hacer visible horrores e injusticias, en ocasiones jugándose la propia vida, para que luego aparezcan los moralistas de siempre hablando del derecho de la imágen de esa gente fotografiada...como si sus derechos fuesen vulnerados por el que intenta explicar al mundo sus sufriminetos, y no los que en realidad los provocan... como siempre, no se analizan las causas, y nos quedamos en lo superficial...
ResponderEliminarPero no olvidemos que los medios de comunicación tienen gran parte de culpa en todo esto...son los primeros en fomentar la mogigatería y la nula visión crítica hacia lo que nos rodea.
Te cito Pilar,
ResponderEliminar"Salías a la calle a trabajar, pero también a defender cosas en las que, como los demás manifestantes, tú también creías. La cámara me servía a menudo como una muralla para evitar implicarme demasiado y poder tomar distancia"
Carter no creo que dijo nunca que la niña se iba a morir, cosa no improbable en un corto espacio de tiempo. A mi nunca me ha gustado la foto, demasiado tele-- en ese sentido me parece mentirosa--, demasiado mediatizada por la experiencia óptica de acercar planos. Lo que no encuentro es el descalabro moral del que se acusa a Carter salvo extrapolando la decisión óptica.
nick Ut después de disparar sobre Kim Phuc después de ser bombardeada con napalm por un A 1 Skyrider la lleva al hospital. El cabrón desalmado de Carter llega con otros testigos a un campo de refugiados y hambruna... y tu Pilar, fotógrafa y comisaria, le niegas el derecho a protegerse con la cámara que a ti según cuentas te servía de muralla para evitar implicarte demasiado y poder tomar distancia. Algo me chirría en tus apreciaciones sobre la foto y sobre todo sobre el alma de KC, que junto a otros compañeros sudafricanos tiraba todos los dias jugándose las pelotas en el crudo ocaso del apartheid. Lo que menos me cuadra es la tanta acritud con que lo defenestras.
Salud y saludos.
Paco, coincido totalmente contigo.
ResponderEliminarPor suerte hay gente dispuesta a jugarse la vida para que un hecho injusto no sea invisible.
Saludos,
Una pregunta para los fotoperiodistas que habéis comentado aquí: Si una víctima o su familia os pide que no hagáis fotos, qué hacéis? Respetáis su voluntad?
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo, aunque es verdad también que a fuerza de ver imágenes durísimas el personal se está volviendo insensibles a ellas. Quizás por eso el WPP2009 lo ha ganado Masturzo, y es que hoy día hay miles de reporteros entre los conflictos del mundo intentando hacer valer la máxima de R. Capa de estar lo suficientemente cerca.
ResponderEliminarSupongo que respetando a la persona todo se puede fotografiar, por eso me sumo a esa opinión de “A la niña angoleña de la foto, lo que menos le importa es que la fotografíen, lo que realmente le importa es resultar herida y quemada en una olvidada guerra tercermundista”.
Una gran entrada, Paco. Mi enhorabuena.
Creo que en estos casos hay, más que ética, mucha moralina. Con qué facilidad se juzga, desde la barra del bar o parapetados en el sofá, lo que debería haber hecho el fotógrafo. La fotografía de Carter no es mentira porque aislara a la niña y al buitre, ni lo es si el buitre tras la foto voló. Todas las fotografías aíslan, y todos los momentos se esfuman. Fotos de infantes famélicos y moribundos ha habido a cientos, lo que jode a tantos viendo esta foto es la presencia del buitre, que convierte a la niña en un apetitoso manjar listo para ser devorado. Si quitáramos el buitre a pocos les importaría esa niña. En realidad, eso es lo que se reprocha a Carter: que haya puesto ante nuestros ojos la verdad incontestable de que la vida, en muchos sitios, no vale nada, y haya cosificado nuestra condición humana. Mucha gente reacciona sintiéndose "ofendida" y apela a esa condición porque sabe que puede verse a sí misma representada tanto en la niña como en el buitre. Para sus conciencias, habría sido mejor que, en lugar de un buitre, hubiera habido un individuo presto a rematarla.
ResponderEliminarLa mateixa polèmica va passar també amb una foto magnífica del sr Bauluz. Es curiós que fins ara no s'hagi parlat d'aquella imatge (d'un immigrant mort a la platja prop d'una parella prenent plàcidament el sol). Un periodista de Barcelona es va abraonar durament contra aquella imatge eximint arguments molt semblants als que van fer els detractors de la foto del sr. Carter; i que per algun comentari llegit més amunt encara es porten; serà cuestió de ments obtuses, reaccionaries o simplistes, potser pura enveja.
ResponderEliminarAquesta foto sobre "la fam mundial" tan com la del sr. Bauluz "les fronteres" son l'exemple perfecte del que el fotoperiodisme hauria de ser i aspirar. Concentrar en un encuadrament tot un seguit de sentiments i emocions molt profundes del mateix autor, aconseguir resumir tota una declaració de principis i explicar perfectament, amb gran senzillesa, amb tota la força possible un historia. El fotoperiodisme, o la fotografia documental ha de ser així, dura i compromesa sense contemplacions. Les questions tècniques de si un tele o un angular me la porten més aviat fluixa, és lo de menys. Per cert, la fotografia guanyadora del worldpress... seria l'antítesis de tot això. Però els temps que corren nomès premien la mediocritat i sobretot la manipulacio per fer política, en aquest cas pro-yanki.
salut
Ei jordi, a veure si algun dia ens ensenyes alguna foto teva, així podrem comparar amb la mediocritat d'en Masturzo. Potser estem davant d'un nou Morenatti o Astrada i ens ho estem perdent.
ResponderEliminarCreo que ya he expresado claramente mi opinión, pero hago alguna puntualización:
ResponderEliminarMariví, creo que hace falta mucha buena docencia visual desde las escuelas de primaria, bachillerato y universidades.
Joseba y Javier, ya sé que lo ideal sería que comentara ahora sobre las fotos ganadoras del World Press. Lo haré, pero no ahora. Quiero reflexionar y hablar con más gente. Además, me falta tiempo. Mirad el post del próximo lunes.
Pilar, te quiero mucho y casi siempre estoy de acuerdo contigo, pero esta vez no. Estoy mucho más de acuerdo con lo opina Javier Izquierdo y, aunque muchas veces discrepo con él, con Jordi.Yo creo que hay un paralelismo muy grande con la foto de Javier Bauluz. También es un encuadre selectivo, también acerca el muerto a los bañistas, bajo la sombrilla, mediante un tele. Pero esa es la visión del fotógrafo que es subjetiva. ¿Que no sale ni la Guardia Civil ni el personal de la Cruz Roja? Bueno, es una foto simbólica que representa la indiferencia de Occidente, como la de Kevin Carter simboliza a África.
A la “amiga editora del otro lado del Atlántico”, muchas gracias por tus razonamientos. Después de leerte queda todo muy claro.
Eduardo, coincido totalmente contigo. Como ejemplo, cuanto estuve en Dubrovnik sitiada por los serbios en la guerra de los Balcanes nadie me puso ningún impedimento para tomar fotos, en cambio mucha gente me dijo: “Muchas gracias por arriesgarte a venir hasta aquí para contar al mundo lo que nos está pasando”.
Adrián, por supuesto, si alguien me pide que no le haga fotos no la hago. Pero no me ha pasado casi nunca.
Claudia, debido a tus circunstancias personales, tu opinión tiene un valor único.
Zulde, no podría estar más de acuerdo: Todas las fotografías aislan y todos los momentos se esfuman. Pero, y ahí está su grandeza, la fotografía no, queda para siempre.
Cesc, tens raó. El Jordi es molt curós a l’hora d’ensenyar les seves fotos.
si estoy de acurdo con el testimonio tal y como lo planta este señor la fotografia es simbolica atodo respeto de la dignidad
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