jueves, 5 de julio de 2012

Escenarios de pinturas de batallas. El puente de Alcolea y las Navas de Tolosa.


EL PUENTE DE ALCOLEA. CÓRDOBA

LA BATALLA DEL PUENTE DE ALCOLEA por JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ DE LOSADA



Sigo recorriendo España de sur a norte, buscando escenarios de pinturas de batallas.
Abandono la costa gaditana para adentrarme en el interior. Primero hasta Sevilla y luego en dirección a Córdoba siguiendo el curso del río Guadalquivir. Cerca de Córdoba, en Alcolea, un puente permite atravesar el Guadalquivir, con un buen caudal de agua debido a las últimas precipitaciones. Junto a esas mismas aguas, el 28 de septiembre de 1868, el ejército de Andalucía, al mando del Duque de la Torre, Francisco Serrano, derrotó a las tropas fieles a Isabel II. La batalla duró 12 horas y el Marqués de Novaliches, que dirigía el ejército gubernamental, acabó con la mandíbula destrozada por un casco de metralla. El gracejo andaluz acuñó una copla que decía “El general Novaliches/ en Córdoba quiso entrar/ y en el puente de Alcolea/ le volaron las “quijás”…”


En el siglo XIX, José María Rodríguez de Losada recreó la batalla en un óleo que se conserva en la Real Academia de Historia. Hoy en día, el puente de Alcolea sigue firme, como hace 138 años, sobre las aguas del río. Y, curiosamente, también la explanada sobre la que Rodríguez de Losada pintó a las tropas. Pero volviendo la vista atrás se vislumbran, muy cerca, paradas de momento por la crisis, las grúas de las constructoras.


LAS NAVAS DE TOLOSA



PINTURA DE FRANCISCO DE PAULA VAN HALEN


De nuevo hacia al norte, para abandonar Andalucía y cruzar Sierra Morena por Despeñaperros. Pero antes, tengo una cita ineludible: la batalla de Las Navas de Tolosa.

Es ya mediodía y un sol generoso acompaña el verano jienense. El pequeño pueblo de Las Navas de Tolosa aparece casi desierto. No hay ningún recordatorio de que el lugar fuera el escenario de una de las mayores batallas en los 800 años de La Reconquista.


”Viene mucha gente, sobre todo navarros, y se marchan decepcionados al no encontrar nada” cuenta Rufino Navas, presidente de la asociación de vecinos, jubilado y, como muchos, antiguo minero sin trabajo al cerrarse las minas de plomo de La Carolina.

La pintura de referencia es esta vez de Francisco de Paula Van Halen, del siglo XIX. Pero no logro identificar la cadena de montañas que se recortan sobre la explanada en donde moros y cristianos luchan a muerte. “La razón” explica Rufino “es que la batalla se desarrolló entre Miranda del Rey y Las Navas”.

Una rápida consulta al mapa me confirma que Miranda del Rey se encuentra a decenas de kilómetros más hacia el norte. Desde allí ya se ve claramente la silueta de los montes de la pintura de Van Halen. Pero la tupida vegetación y los árboles impiden conseguir una buena foto. Sin hablar de que no hay ni rastro de la extensa llanura del combate.

La ayuda llega a manos Antonio García, guarda del centro de defensa forestal de Santa Elena.”La cadena de montañas es la que se ve al fondo. La hendidura es Despeñaperros, aunque el pintor la ha tapado, superponiendo la montaña que aparece por detrás. Pero la batalla pasó más a la izquierda del dibujo” dice señalando un altiplano cubierto de árboles. “Es la llamada Mesa del Rey. Y como ves no existe la gran llanura sino un terreno lleno de desniveles. Además, como has podido comprobar” comenta mirando mis brazos llenos de arañazos” las jaras y chaparros cubren todo el suelo. Cuando era niño paseaba por aquí con mi abuelo y todavía encontrábamos muchos chuzos y puntas de flecha”.

En julio de 1212, el ejército cruzado al mando del rey Alfonso VIII se enfrentó a los almohades comandados por Al Nasir. Los cristianos cruzaron Sierra Morena guiados por un pastor, Martín Alhaja, que les condujo a través de un paso no vigilado por los musulmanes. Y el 16 de julio se enfrentaron unos ochenta mil cruzados contra ciento cincuenta mil árabes en una de las batallas más espectaculares y sangrientas de la historia medieval. Cuando finalizó, con la victoria cristiana, cuentan las crónicas que los caballos apenas podían circular debido a la gran cantidad de cadáveres amontonados.

6 comentarios:

  1. Un trabajo apasionante y bien realizado.

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  2. Cuando la esencia del periodista se mezcla con la inquietud del fotógrafo que está detrás de la cámara, el trabajo se vuelve apasionante.
    El resultado, también.
    Un abrazo

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  3. Anónimo17/8/11

    Qué lindo, me haces viajar con la imaginación, gracias.
    Tu amiga del otro lado del Atlántico.
    C

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  4. Gracias a vosotros, Juan, Jan y C.

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  5. Anónimo17/7/12

    La batalla de las Navas de Tolosa está muy bien contada en la novela "El sanador de caballos" de Gonzalo Giner. Cuesta imaginar una batalla tan trascendental en un sitio con tanta vegetación.

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  6. A mi también me llamó la atención. Desde lejos se veía una amplia llanura, que era como me la imaginaba, pero sobre el terreno casi no se podía caminar debido a la vegetación de chaparros y jaras llenas de espinas.

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