El Mundo usa sin permiso una foto de Martín Sampedro en una portada. Por que se piratean fotos impunemente en España

FOTO: MARTÍN SAMPEDRO

Me había enterado de la noticia, me imagino que como muchos de vosotros. Un lector del blog me pasó el enlace de los amigos de Quesabesde que explican muy bien la historia, y me escribía: ”Paco, sería interesante que comentaras la noticia”.

Resumo la información aparecida en Quesabesde. Uno de los suplementos de el Mundo publicaba en una pieza informativa sobre salud sexual firmada por Cristina de Martos. El suplemento EM2 del pasado 22 de marzo se ilustraba con una imagen captada por Martín Sampedro durante el rodaje de "Habitación en Roma", una película de 2010 dirigida por Julio Medem. En ella aparecen Elena Anaya y Natasha Yarovenko, protagonistas de la cinta, desnudas y abrazadas en una bañera. "Una foto muy golosa", en palabras del propio fotógrafo.

Como explica Martín: “"Mi primera reacción fue de espanto y preocupación por las actrices, pues el artículo [titulado 'El sexo lésbico sí tiene riesgos'] va en contra del espíritu de la imagen." Sampedro ha confirmado a Quesabesde su determinación de recurrir a la vía legal para defender sus derechos, de cuya gestión se encarga la sociedad de autores VEGAP, admite que "no confío en que tenga compensación."


¿Cuál sería dicha compensación? Tal vez sólo el precio habitual que se paga por una portada así. Y este caso, que se repite, yo diría que diariamente, en España, me recuerda una historia intimamente relacionada.

Hace tiempo recibí un e-mail de un amigo fotógrafo norteamericano. “¿Conoces esta publicación española?” me escribía y me adjuntaba escaneada una página de un suplemento de diario. En ella se reproducía una de sus fotos más conocidas de un artista americano, publicada a página entera sin firmar  y evidentemente pirateada, algo muy habitual en nuestro país. La publicación pertenecía a uno de nuestros diarios de mayor tirada. “¿Conoces a un buen abogado especialista en copyright?” me pedía. Le pasé el contacto. A partir de aquí fui recibiendo información de ambas partes. El abogado se puso en contacto con la publicación que reconoció su error y se comprometió a abonar a mi amigo la tarifa habitual, o como mucho triplicar el precio por los posibles perjuicios causados. No le quise comentar a mi amigo el precio habitual de un diario, un poco por vergüenza ajena. 100 euros como mucho, y es posible que con la crisis y los últimos recortes, 50 euros.

Esta fue su respuesta literal: “He estado discutiendo el estado del copyright en España con el abogado. Lo tenéis bien jodido. No sé cómo podéis evitar que os roben las fotos por sistema. Aquí en USA, si alguien infringe la ley del copyright, puedo demandarle por 150.000 dólares por cada imagen”
Y añadía:”Si el coste de robar una foto es el mismo para una publicación que comprar los derechos de reproducción de la misma, puedo entender por que las publicaciones se dedican a robar fotos en vuestro país,  puede que en muchos casos no se descubra y si ocurre, simplemente, pagan la tarifa normal. ¡Bastardos!”

¿Queréis saber cómo acabó la historia? Mi amigo es un fotógrafo muy importante, especialista en retratos y publicidad, y su foto una imagen icónica y no una “mera fotografía”. Adjuntó documentación en la que probaba que una vez la había vendido por 10.000 dólares, cantidad por la que demandó al diario español. Estos se quedaron literalmente acojonados al darse cuenta que esta vez habían metido la pata hasta el hombro. Al final la historia se saldó por unos pocos miles de dólares, que tampoco está mal. No doy datos concretos porque en el acuerdo con la publicación se establecía que mi amigo y su abogado se comprometían a no desvelar ninguna información, algo que por supuesto respeto.

Pero me quedo con su frase: “Si el coste de robar una foto es el mismo para una publicación que comprar los derechos de reproducción de la misma, puedo entender  por que las publicaciones se dedican a robar fotos por sistema en vuestro país”.