Pilar del Río y Cristina García Rodero. Encuentro sorpresa con dos queridas amigas.

PILAR DEL RÍO

"You're as good as your friend are" ("Vales por los amigos que tienes") dijo Ian Fleming en su lecho de muerte. Y en este aspecto me considero sumamente afortunado. En estos dos últimos días he tenido la suerte de encontrarme con dos viejas y queridas amigas. Que conste que lo de "viejas" es por el tiempo que hace que nos conocemos, pués las dos tienen una actitud y un espíritu de lo más joven.

El jueves cubrí los premios Terenci Moix, encantado porque el premio especial del jurado iba para otra querida amiga, Colita. Y allí me enteré que Pilar del Río entregaría el premio a su paisana, la bailarina y coreógrafa María Pagés. Hacía la friolera de 20 años que no veía a Pilar, desde que fui a fotografiar a Saramago en su casa de Lisboa y ella me dio una sorpresa monumental al abrirme la puerta.

Al acabar la entrega de premios me acerqué a saludarla. Estaba hablando con el conseller Ferran Mascarell. -¡Paco Elvira- exclamó. Y dirigiéndose a Mascarell le dijo: "Es un c.... Ha sacado un foto mía en Internet de cuando tenía veintipocos años." Y continuó:"Juntos hemos cubierto huelgas, manifestaciones, ocupaciones de tierras...".  Es verdad. Y curiosamente en octubre saldrá mi libro "La Transición Española. Imágenes de la sociedad en los años del cambio" editado por Lunwerg, un libro en que aparecen muchas fotos de esas situaciones que Pilar y yo vivimos en tierras andaluzas.

CRISTINA GARCÍA RODERO

 La siguiente sorpresa me llegó ayer, a las ocho de la noche. Estaba acabando de editar la última de las quinientas fotos de los premios Terenci Moix cuando sonó mi móvil. "Paco, soy Cristina García Rodero. Estoy en Barcelona porque he dado una conferencia sobre Català Roca. Estoy en casa de Rosa-una amiga común- y te he traido el libro "Rituales en Haití" pero a las nueve regreso a Madrid en el AVE". Muy de Cristina, el primero y único fotógrafo español miembro de la Agencia Magnum. Creo que le gustó que le regalara mi novela "Un día de mayo" la última vez que estuvo en Barcelona.
"No te preocupes, vivo cerca de la estación de Sants, te espero allí". Tomé una bici y nos encontramos en la cafetería  donde me dedicó el libro. Todo un lujazo. Ahí es nada.


Me despedí de ella a la entrada del andén del AVE y me esperé mirando como se iba. Faltaban 5 minutos para la salida y el controlador  le pidió el billete. Cristina empezó a rebuscar en su gran bolso sin, aparentemente, encontrarlo. Finalmente el revisor la dejó pasar como diciendo "ya lo encontrará en el AVE".
Espero que así sea, pero de tomas maneras conociendo a Cristina seguro que cuando acabe de escribir este post  ya está llegando a Madrid. ¡Menuda es como para que la detenga una menudencia  como esa!