Explicaba en el post de ayer que a Kris Ubach y mi nos faltaba una foto básica, una buena vista del Mont Sant Michel. No habíamos tenido ninguna luz espectacular, los últimos días desde Saint Malo habían sido grises. Pero a los fotógrafos nos queda siempre un as en la manga si el monumento está iluminado: fotografiarlo a la hora del crepúsculo, cuando ha anochecido pero todavía hay luz. Sólo dura una veintena de minutos y es lo que llamamos la hora azul o la hora mágica.
Kris y yo habíamos hecho la localización durante el día. También nos habíamos informado que a esa hora habría marea baja y podríamos acceder. Bajamos a cenar al comedor del hotel con nuestro equipo, trípode incluido, mientras controlábamos la luz menguante por las ventanas del comedor.
Nos saltamos el postre y emprendimos la marcha, trípode al hombro. Las otras tres periodistas nos acompañaron con sus cámaras compactas. Siempre explico en clase que dos de los accesorios más importantes para un fotógrafo de viajes son un buen trípode y un buen calzado. Llegamos al sitio elegido y a medida que la luz se acercaba al punto perfecto todos empezamos a tomar fotos. Kris Ubach y yo a la sensibilidad más baja, 100 ISO, que es la que da mejor calidad de imagen, gracias a tener la cámara firmente estabilizada en el trípode y el resto, como véis en la foto, como buenamente podían.
Tomadas las fotos las periodistas regresaron al hotel. Oscurecía rapidamente y ya no podían seguir capatando imágenes. Kris y yo seguimos trabajando hasta que oscureció del todo. El camino que habíamos tomado a la ida se confundía con el terreno que ahora la marea había dejado al descubierto. No teníamos linterna, no se veía nada y nos perdimos. La tierra que pisábamos ahora esta cubierta de un limo sumamente resbaladizo. Cuando pasábamos junto a una zanja de un metro de profundidad Kris Ubach resbaló y fue a dar con todos sus huesos, bolsa de cámaras y trípode incluido, al fondo de la zanja. Tras el susto inicial y, aparte de un buen costalazo, no parecía haberse hecho daño. Intenté darle la mano para que subiera pero resbalaba una y otra vez, y entonces fue cuando nos pusimos a reir como posesos por lo ridículo de la situación.
Al final, Kris Ubach pudo salir sin ningún hueso roto y con las cámaras aparentemente indemnes. Con la referencia del islote iluminado encontramos el camino de vuelta. Estábamos a punto de llegar al hotel cuando nos topamos con Pascal, de Rail Europe, y también integrante del grupo. ¿Pero que os ha pasado? dijo. Entonces nos dimos cuenta que los dos estábamos de barro hasta las orejas.
Al día siguiente regresamos a Barcelona y la última foto del Mont Sant Michel iluminado fue la que abrió el reportaje de nuestras respectivas publicaciones.
Valió la pena. ¿Lo sucedido? Gajes del oficio.
¡Qué divertido! Aparte del susto y el costalazo. En situaciones así lo más curativo es la risa inevitable y espontánea. Me he reído mucho imaginando la escena con esas descripciones tan gráficas y buenas que haces, Paco, como tus fotos. Esa belleza y romanticismo bien vale una escena cómica y llegar al hotel llenos de barro para que se sepa que el trabajo de hacer fotos no es cosa de todos. Y bien valen el susto.
ResponderEliminarAunque no la conozca saluda a Kris, que su susto nos ha hecho reír de verdad, y espero y deseo que esté perfecta y de todo esto queden las buenas fotografías y buenas risas.
Salud!
Sí Eva, Kris está bien aparte de encontrarse un poco dolorida. Pero no se rompió nada y tampoco le ocurrió nada a su equipo fotográfico.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del barro, nada que no se solucionar con una buena ducha y la puesta de una lavadora.
¡Salud!
Estupenda imagen del monte Saint Michel. Me ha gustado mucho tus entradas sobre Bretaña, el próximo 10 de junio salgo a recorrerla en autocaravana con la intención de fotografiar los amaneceres y atardeceres desde la costa, así como los pueblos con mas encanto y publicar el recorrido en mi blog: El Cazador de Momentos
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir este recorrido que has hecho y enhorabuena por este mágnifico blog que sigo a diario.
Un saludo.
Muchas gracias a ti Juan y que tengas muy buen viaje.Vas a un lugar espectacular y seguro que encontrarás motivos estupendos para tus fotos.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Paco, qué gran momento el vivido en Saint Michel! Desde ese día llevo una pequeña linterna conmigo siempre en la bolsa del equipo. Aunque eso no me salvará si volvemos a algún día a pisar los limos del oeste francés! de eso no se salva nadie. jaja
ResponderEliminarun beso
Kris
www.krisubach.com