Ya lo he dicho en otras ocasiones. La Universidad Autónoma, en Bellaterra, en donde doy clases, está en un entorno privilegiado. Hace unos días, cuando fotografié el ciruelo rojo, me llamó la atención el sauce llorón que destacaba entre el resto de árboles todavía sin hojas.
El sauce me trajo recuerdos de mi infancia, cuando pasábamos los veranos en Vallvidrera. Mi padre me regaló un precioso libro sobre los indios sioux y todas las manualidades que hacían, explicando muy detalladamente como realizarlas. Entre ellas estaban,¡cómo no!, el arco y las flechas. También recomendaba el tipo de madera a utilizar, de árboles como el fresno o el sauce. Fresnos, que yo sepa, no habían, pero sauces sí. Pero claro, en jardines de casas particulares.
Todavía recuerdo las incursiones nocturnas con mis amigos, armados con navajas suizas que tenían una sierra de lo más útil, para conseguir las preciadas ramas de sauce que se convertirían en arcos sioux.
Todavía recuerdo las incursiones nocturnas con mis amigos, armados con navajas suizas que tenían una sierra de lo más útil, para conseguir las preciadas ramas de sauce que se convertirían en arcos sioux.
Durante aquellos años realizamos un servicio de poda de sauces a domicilio de lo más útil.
Es bonito recordar la infancia en forma de cuento. Aqui el protagonista es el arbol, el sauce, que siempre hemos mitificado por el nombre tan "expresivo", y tiene gracia tu comentario de "poda", hace el cuento de lo más creible.
ResponderEliminarLa verdad es que estos recintos tan arbolados los hacen más humanos, a parte del colorido, sus sombras en el verano también típica para tumbarte en la hierva,
Tenemos que tener conciencia "arbórea" y que formen parte de nuestro entorno para aprender a respetarlos, porque de estos lugares pasamos a los bosques ¡¡que no nos pueden faltar!!!.
Maribel
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Maribel. Los bosques son algo ensencial para todos nosotros.
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