MARIA. AEROPUERTO INTERNACIONAL DE KABUL 2003
(ENGLISH TRANSLATION)
Acaba el año. Uno piensa en los proyectos y en las ilusiones del 2011 para contrarestar el ambiente de pesimismo y crisis generalizada. Pero también es un momento para muchos recuerdos. Ultimamente he estado trabajando en un portal web de fotoperiodismo junto a sus impulsores, David Monfil y Nacho Rodríguez. Y me han venido muchos recuerdos de Kabul en el año 2003. De la organización la Aldea de la Paz. De mi amigo Wolfgang Martens. De Ronald, que ya no está entre nosotros, y a quién dediqué un homenaje en estas páginas. De la historia de Soma, a quién conoceréis pronto gracias al proyecto del que escribía, Obtura. Del doctor Marouf. De Shafiqullah. Y de Maria Tinnefeld.
Sobre todos ellos escribí en el reportaje Misión en Kabul que publiqué en el Magazine de Vanguardia y que ganó el premio al mejor reportaje solidario publicado en Catalunya en 2004. Un galardón que recogí de manos de la entonces Consellera de Benestar Social, Marina Gelli, en el Palau de la Generalitat.
En el escribía de Maria:
... una de las numerosas voluntarias de la organización, con la engañosa apariencia de que su hábitat natural podrían ser las pasarelas de moda de Hamburgo y Berlín. Engañosa, porque a pesar de sus cortos 23 años, la germana ya ha participado en operaciones de la Aldea de la Paz en lugares como Afganistán, Tadjikistán, Armenia, Georgia, Angola, Camboya y Sri Lanka. Será la mano derecha del doctor Marouf en la curación de heridas, llagas y fístulas de los casos que irán pasando por el local de la Cruz Roja y también de Ronald, en el complicado papeleo que realizarán con precisión germánica, y siempre, siempre, tendrá una sonrisa para el más desfavorecido de los más de 600 niños que pasarán los próximos días por la consulta.
Es probable que me acordara de Maria porque hace unos días escribí sobre los accidentes por explosión de minas que sufrieron los fotógrafos Joao Silva y Emilio Morenatti en Afganistán.
Habíamos ido a buscar a alguien al aeropuerto de Kabul. De regreso ví los esqueletos de los aviones destrozados por la aviación norteamerica apilados a los lados de la pista y pedí que nos detuviéramos para poder tomar fotos. Unos hombres recogían chatarra y Ronald, Maria, y el doctor Marouf, afgano, se quedaron a hablar con ellos. Yo empecé a fotografiar a los aviones y me fui animando, los fotógrafos ya conocéis esa sensación. Dejé el camino central y me subí sobre algunos restos para buscar mejores encuadres, clic, clic, clic...
Acaba el año. Uno piensa en los proyectos y en las ilusiones del 2011 para contrarestar el ambiente de pesimismo y crisis generalizada. Pero también es un momento para muchos recuerdos. Ultimamente he estado trabajando en un portal web de fotoperiodismo junto a sus impulsores, David Monfil y Nacho Rodríguez. Y me han venido muchos recuerdos de Kabul en el año 2003. De la organización la Aldea de la Paz. De mi amigo Wolfgang Martens. De Ronald, que ya no está entre nosotros, y a quién dediqué un homenaje en estas páginas. De la historia de Soma, a quién conoceréis pronto gracias al proyecto del que escribía, Obtura. Del doctor Marouf. De Shafiqullah. Y de Maria Tinnefeld.
Sobre todos ellos escribí en el reportaje Misión en Kabul que publiqué en el Magazine de Vanguardia y que ganó el premio al mejor reportaje solidario publicado en Catalunya en 2004. Un galardón que recogí de manos de la entonces Consellera de Benestar Social, Marina Gelli, en el Palau de la Generalitat.
En el escribía de Maria:
... una de las numerosas voluntarias de la organización, con la engañosa apariencia de que su hábitat natural podrían ser las pasarelas de moda de Hamburgo y Berlín. Engañosa, porque a pesar de sus cortos 23 años, la germana ya ha participado en operaciones de la Aldea de la Paz en lugares como Afganistán, Tadjikistán, Armenia, Georgia, Angola, Camboya y Sri Lanka. Será la mano derecha del doctor Marouf en la curación de heridas, llagas y fístulas de los casos que irán pasando por el local de la Cruz Roja y también de Ronald, en el complicado papeleo que realizarán con precisión germánica, y siempre, siempre, tendrá una sonrisa para el más desfavorecido de los más de 600 niños que pasarán los próximos días por la consulta.
Es probable que me acordara de Maria porque hace unos días escribí sobre los accidentes por explosión de minas que sufrieron los fotógrafos Joao Silva y Emilio Morenatti en Afganistán.
Habíamos ido a buscar a alguien al aeropuerto de Kabul. De regreso ví los esqueletos de los aviones destrozados por la aviación norteamerica apilados a los lados de la pista y pedí que nos detuviéramos para poder tomar fotos. Unos hombres recogían chatarra y Ronald, Maria, y el doctor Marouf, afgano, se quedaron a hablar con ellos. Yo empecé a fotografiar a los aviones y me fui animando, los fotógrafos ya conocéis esa sensación. Dejé el camino central y me subí sobre algunos restos para buscar mejores encuadres, clic, clic, clic...
Entonces vi que María abandonaba al grupo y se dirigía hacía mi. Sonrió, me tomó de la mano, y me volvió a llevar al camino central , como a un niño irresponsable, mientras me decía: “Don’t you ever forget that Afghanistan is plenty of land mines, Paco” (No te olvides nunca de que Afganistán está lleno de minas, Paco).
Son recuerdos que me han venido en este último día de 2010.
¡Feliz 2011 Maria!
¡Feliz 2011 queridos amigos y lectores de este blog!
Son recuerdos que me han venido en este último día de 2010.
¡Feliz 2011 Maria!
¡Feliz 2011 queridos amigos y lectores de este blog!