Me volví a encontrar con Fiona, a quién hacía casi un año que no veía, a principios de verano. Entré con una amiga a la Formatgeria La Seu (Quesería La Seu) en la Ciutat Vella de Barcelona, cuya propietaria, Katherine, es escocesa, y me pareció reconocer a Fiona, de espaldas, caminando por el pasillo. ¿Es Fiona, pregunté? Si que era. Resulta que es la sobrina de la dueña del local y le echaba una mano los sábados por la mañana. Nos alegramos mucho de encontrarnos y a partir de entonces aproveché, durante el verano, para pasarme alguna que otra vez por ahí.
Las noticias que me dio Fiona no eran buenas. El tumor se había vuelto a reproducir y no se atrevían a operarla. La posibilidad de efectos secundarios terribles era muy alta: paralización de medio cuerpo, pérdida del habla, ceguera…
A finales de verano, Fiona estaba de vacaciones en Francia con su madre y sufrió una hemorragia. La transladaron en ambulancia hasta el hospital de Can Ruti, en Badalona, donde pasó unos días muy peliagudos hasta que la dejaron volver a casa. “Esta vez creí que no lo contaba” me confesó luego.
Debía ser a finales de septiembre cuando me llamó. “Tengo buenas noticias” me dijo Fiona explicándome que su cirujana, la doctora Cristina Hostalot, una joven médico de poco más de 30 años, la que le había intervenido en las 4 ocasiones anteriores lo iba a volver hacer. “Me gustaría que esta vez me hicieras tú las fotos” me dijo Fiona.
He de reconocer que me sentí muy halagado, pero al mismo tiempo no las tenía todas conmigo. Sabía que era una operación muy complicada ¿Y si algo salía mal?
Además había ocurrido un hecho insólito. Justo el día después del programado para la operación de Fiona, Claudia Maccioni, que acababa de superar un cáncer de pecho y también se había autoretratado, me había invitado a la presentación de su libro: Claudia, un año de mi vida. ¿Encerraba alguna señal ,lejos de mi comprensión, el que ambos hechos ocurrieran casi a la vez, un día después del otro?
Se acercaba la fecha del día de la operación y yo cada vez estaba más nervioso y preocupado.
(CONTINUACIÓN)
A finales de verano, Fiona estaba de vacaciones en Francia con su madre y sufrió una hemorragia. La transladaron en ambulancia hasta el hospital de Can Ruti, en Badalona, donde pasó unos días muy peliagudos hasta que la dejaron volver a casa. “Esta vez creí que no lo contaba” me confesó luego.
Debía ser a finales de septiembre cuando me llamó. “Tengo buenas noticias” me dijo Fiona explicándome que su cirujana, la doctora Cristina Hostalot, una joven médico de poco más de 30 años, la que le había intervenido en las 4 ocasiones anteriores lo iba a volver hacer. “Me gustaría que esta vez me hicieras tú las fotos” me dijo Fiona.
He de reconocer que me sentí muy halagado, pero al mismo tiempo no las tenía todas conmigo. Sabía que era una operación muy complicada ¿Y si algo salía mal?
Además había ocurrido un hecho insólito. Justo el día después del programado para la operación de Fiona, Claudia Maccioni, que acababa de superar un cáncer de pecho y también se había autoretratado, me había invitado a la presentación de su libro: Claudia, un año de mi vida. ¿Encerraba alguna señal ,lejos de mi comprensión, el que ambos hechos ocurrieran casi a la vez, un día después del otro?
Se acercaba la fecha del día de la operación y yo cada vez estaba más nervioso y preocupado.
(CONTINUACIÓN)
A veces la vida nos va preparando, previniendo poco a poco acontecimientos que nos pueden marcar.
ResponderEliminarPero esto siempre es subjetivo a un análisis de nuestro pasado más inmediato. Un estudio razonado de lo sucedido aplicado a una causa en concreto.
Este segundo capítulo ayuda a aclarar algunas cosas y nos deja en ascuas esperando la tercera entrega.
Un abrazo
Le deseo mucha salud y mucho futuro a Fiona. Y que a la doctora la siga acompañando el buen hacer.
ResponderEliminarMarchando la siguiente entrega Jan.
ResponderEliminarMe uno a tus buenos deseos Juana.