jueves, 5 de agosto de 2010

EL ENCUENTRO DE ANDREA Y NICOLÁS




Os explicaba ayer la historia del vencejo llamado Nicolás que anidaba en la ventana de Andrea. Ocurrió que un día desayuné con la directora de Photographic Social Vision, Silvia Omedes, en el bar cercano a su despacho. Nos dirigíamos de vuelta hacía Photographic, cuando un obrero que vestía un mono azul nos abordó. “He encontrado este pájaro en el suelo y no se que hacer con él” dijo. Lo tenía dentro de una caja de cartón y no me costó identificarlo como una cría de vencejo. Era bastante adulta y decidí hacerme cargo de ella. Debía de haberse caido del nido y los vencejos tienen un problema. No se posan nunca. Sus pequeñas garras no les sirven para mantenerse en pie y sus alas son tan largas que no pueden despegar desde tierra. Además, todo aquél que haya intentado alimentar a una cría de pájaro sabe lo difícil que es. Sólo aceptan alimentos de sus progenitores. La única manera es alimentarlos a la fuerza, cosa harto difícil.
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9 comentarios:

  1. Creo que observar el vuelo de un vencejo es mejor que leer quince libros de autoayuda. Bonita historia.

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  2. Ah! gracias por la información sobre el cernícalo, ya le he dedicado una ventana como merece:
    http://jofz.blogspot.com/

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  3. Desde luego que el "obrero con mono azul" supo reconocer a simple vista a quién tenía que dar en adopción al vencejo, ;-)

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  4. Preciosa historia, si un dia te encuentras en otro caso igual, como el vencejo está protegido, puedes llamar a guardia urbana, para que te envíen a forestales a recogerlo.
    Los llevan a Torreferrusa donde los recrían hasta que son capaces de volar y luego los devuelven a la zona de donde se recogieron.
    Si no es una ave protegida, te tienes que apañar solo a hacer de "niñera" de los pajaritos y como bien dices es cosa harto dificil.
    Un besazo!

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  5. Aw cute! Did the poor little swift smack into the window? Happens here sometimes-usually the impact kills them unfortunately.

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  6. Estupendo Juanjo. Ya lo he visto.

    Bueno Liu. La verdad es que se lo dio a Silvia primero.

    Leonor, es muy buen consejo en el caso de los vencejos. Seguro que en Torreferrusa saben hacerlo muchísimo mejor.

    JR, the little swift didn’t smack into the window. Someone found it on the street and gave it to us.

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  7. La infancia y una parte de la juventud me la pasé veraneando en Poza de la Sal, Burgos. Las mañanas eran una apoteosis de histerias de golondrinas, vencejos o aviones, que de todo se les trataba. Anidaban en los aleros de las calles estrechas y empedradas de cantos rodados, how does it feel, y muchas crias se caían y se quedaban with no direction home Like a complete unknown Like a rolling stone. Entre otros quehaceres veraniegos al ferragosto castellano, yo iba adoptando lo que para mi eran pequeños vencejos o aviones. Les preparaba camas en cajitas de cartón que rellenaba con trapos y espigas que recolectaba por las eras. Ellos piaban y yo trataba de alimentarlos, con infantil ignorancia, con una dieta de migas de pan con leche y galletas. Se me iban muriendo y desoladamente les preparaba sus funerales en improvisados ataudes de diversa factura. Luego los enterraba en los sitios que me iban pareciendo apropiados. De algunos todavía guardo memoria.

    En estas andaba un dia que hubo gran revuelo en Poza, Félix había llegado de visita a su lugar natal. Félix Rodríguez de la Fuente, que ya tenía su busto en el colegio del pueblo y espacio en mi cabeza documentales en blanco y negro mediante. Y Fauna ibérica en libros a color. Ni corto ni perezoso cogí la caja con la cámada de próximos fracasos y me dirigí a su casa, me dirigieron porque mi timidez me bloqueaba la decisión. Había gran revuelo por allí, lo atravwesé supongo que con las mejillas encendidas y con una guardia de corps de coleguitas. Salió Félix ya avisado de mi llegada, se sentó en un poyo afuera de la casa que por estar en curva hacía modo de pequeño patio y me sentó en sus rodillas, con la misma voz que sonaba en la tele me preguntó como me llamaba. Balbuceando se lo dije y recuerdo que cogiendo el hospicio con las gritonas crías me dijo, amigo Javi probablemente se morirán. Le comenté que ya había pasado más veces y le conté mis técnicas de alimentación y hospedaje. Me recomendó que las únicas posibilidades eran tenerlos en sitios altos y darles insectos, quizá así alguno llegaría a echar el vuelo. Fue un dia emocionante. Realmente emocionante y que guardo con cariño en la memoria. Puse en práctica al menos con la mejor voluntad las enseñanzas del amigo Félix. Hubo algunas bajas más, pero un dia una de las crías no apareció muerta como tantas otras. Siempre he creido que conseguí alimentarle y como instructor de vuelo no lo hice mal por esa vez.

    Salud y saludos.

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  8. Preciosa historia Javier aderezada con música de Bob Dylan. Muchas gracias por compartirla.Para mi,como para tantos y tantos,Felix Rodriguez de la Fuente fue una referencia indispensable en mi vida y encauzó mi amor hacia la naturaleza.

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  9. Cierto Paco, los que he cuidado yo son vencejos (por el parecido de estas fotos) y siento decir que he contribuido a su extinción por mis inapropidados cuidados. Coincido contigo en la admiración por Félix (¿cuanto tiempo tiene que pasar para que se reconozca a nuestros genios en este país?).

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