Dentro de los Encuentros de Arles tenía un interés particular en asistir al estreno del documental The Mexican Suitcase (El Maletín Mejicano) de Trisha Ziff. Para los que no sepáis que es el maletín explicar en pocas líneas que, Robert Capa ante la llegada de los nazis a Francia, hizo llegar a Méjico, por medio de su laboratorista, Imre "Csiki" Weiss, un maletín en el que había guardados 126 rollos fotográficos. Eran negativos de la Guerra Civil española de Capa, Gerda Taro y David Seymour “Chim”.
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Al documental le acompaña la exposición, similar, aunque de un tamaño mucho más reducido que la que tuvimos la suerte de ver en el MNAC de Barcelona. Es una exposición albergada en el Museo Departamental Arles Antique. Se puede ver el maletín original, aunque seguro que los rollos que guarda no son los reales. Y me gusta que estén expuestas todas las hojas de contacto, muchas a tamaño mural. Porque no hay mejor manera de ver como trabaja un fotógrafo que a través de sus contactos. Se ha argüido que Taro y ‘Chim’ eran mejores fotógrafos que Capa. Tal vez sea cierto si miramos las composiciones, los encuadres, etc. Pero sólo hay que ver, por ejemplo, los contactos de Capa de la batalla del río Segre para darse cuenta lo cerca que estaba de la acción y el riesgo tremendo que corría. Casi se oye el fragor de la batalla y el olor de la pólvora.
La gran ventaja de estar esta primera semana en Arles es la de los personajes que te encuentras. Así pude hablar con la comisaria de la exposición Cynthia Young y con la directora del film Trisha Ziff sobre lo que se dice en la película acerca de que Capa, ‘Chim’ y Gerda Taro fueron de los primeros fotógrafos freelances. Es cierto: en 1936 fotografiaban en España por su cuenta y volvían después a Francia para vender sus fotos.
Otro de los personajes que tuve la suerte de conocer fue Jimmy Fox, editor gráfico de Magnum desde 1966, año en que lo contrató Cornell Capa para organizar la oficina de Nueva York. Lo que me comentó creo que es tan interesante que merece una entrada aparte.
John Morris.
Los que me conocéis sabéis que el período que más me apasiona ,y del que más sé y he leido y estudiado, es el comprendido entre los años treinta y el final de los noventa que coincide con el fin y el declive de las grandes agencias francesas Gamma, Sygma y Sipa. De esta época sobre todo me fascina la primera: la Guerra Civil española, el nacimiento de Life y la fundación de Magnum. Es la época dorada del fotoperiodismo que empieza su declive con la desaparición de Life. En clases, entre las 100 fotos del siglo XX siempre paso el video de la historia de la foto de Capa del desembarco de Normandía. En él aparece, tomando una cerveza en un bar del Soho de Londres, en donde estaba la oficina de Life durante la Segunda Guerra Mundial, el editor gráfico, amigo personal de Capa, el que le encargó fotografiar el desembarco junto a otros cinco fotógrafos, aunque sólo Capa consiguió hacerlo en la primera oleada. Este editor fue el que vio como se derretía la gelatina de tres de los cuatro rollos que tomó Capa, ya que el laboratorista forzó demasiado la temperatura en el secado, y sólo se salvaron 11 fotogramas.
Pués bien, este personaje, sin duda el editor gráfico de mayor reputación todavía con vida, y que después fue editor en el New York Times, Washington Post y Magnum, John Morris, estaba en Arles con motivo de la presentación de la película y la exposición El maletín mejicano. Y para mí fue muy emocionante conocerle, hablar y fotografiarme con él. Nunca se sabe, pero no creo que tenga muchas más oportunidades. John Morris tiene ya 94 años.
Los que me conocéis sabéis que el período que más me apasiona ,y del que más sé y he leido y estudiado, es el comprendido entre los años treinta y el final de los noventa que coincide con el fin y el declive de las grandes agencias francesas Gamma, Sygma y Sipa. De esta época sobre todo me fascina la primera: la Guerra Civil española, el nacimiento de Life y la fundación de Magnum. Es la época dorada del fotoperiodismo que empieza su declive con la desaparición de Life. En clases, entre las 100 fotos del siglo XX siempre paso el video de la historia de la foto de Capa del desembarco de Normandía. En él aparece, tomando una cerveza en un bar del Soho de Londres, en donde estaba la oficina de Life durante la Segunda Guerra Mundial, el editor gráfico, amigo personal de Capa, el que le encargó fotografiar el desembarco junto a otros cinco fotógrafos, aunque sólo Capa consiguió hacerlo en la primera oleada. Este editor fue el que vio como se derretía la gelatina de tres de los cuatro rollos que tomó Capa, ya que el laboratorista forzó demasiado la temperatura en el secado, y sólo se salvaron 11 fotogramas.
Pués bien, este personaje, sin duda el editor gráfico de mayor reputación todavía con vida, y que después fue editor en el New York Times, Washington Post y Magnum, John Morris, estaba en Arles con motivo de la presentación de la película y la exposición El maletín mejicano. Y para mí fue muy emocionante conocerle, hablar y fotografiarme con él. Nunca se sabe, pero no creo que tenga muchas más oportunidades. John Morris tiene ya 94 años.
CON JOHN MORRIS
Y un par de reflexiones finales, la primera basada sólo en pura intuición. En el maletin mejicano Robert Capa había guardado sus negativos más valiosos de la Guerra Civil española, como la foto de Gerda Taro dormida en pijama. Una foto en que la exposición está representada por una foto vintage, o sea copiada en la época.
Y un par de reflexiones finales, la primera basada sólo en pura intuición. En el maletin mejicano Robert Capa había guardado sus negativos más valiosos de la Guerra Civil española, como la foto de Gerda Taro dormida en pijama. Una foto en que la exposición está representada por una foto vintage, o sea copiada en la época.
LA COPIA VINTAGE DE GERDA TARO FOTOGRAFIADA POR ROBERT CAPA
El maletín mejicano se envió a Nueva York y el primero que miró todos los negativos fue Cornell Capa, que siempre se ocupó de mantener con vida el legado de su hermano pequeño. Alguien que no quería ni oir hablar de que la foto ‘Muerte de un miliciano’ pudiera no ser una imagen real. Cuando se tuvo noticia del hallazgo del maletín, todos nos preguntamos si estarían los negativos de esa famosa foto. Eso resolvería todas las dudas. Pero, no. No estaba. O al menos es lo que dijo Cornell Capa.
La segunda reflexión es que al hablar de la Guerra Civil española, todos, como Cynthia Young o Thrisa Ziff al enterarse de donde era yo, siempre mencionaban el nombre de Agusti Centelles. Y podía ver el tremendo respeto con que lo hacían. No tengo ninguna duda, y seguro que ellos tampoco la tienen, de que Centelles ocupa un lugar de honor en la historia de los fotógrafos de la Guerra Civil al mismo nivel que Capa, 'Chim' o Gerda Taro.
El maletín mejicano se envió a Nueva York y el primero que miró todos los negativos fue Cornell Capa, que siempre se ocupó de mantener con vida el legado de su hermano pequeño. Alguien que no quería ni oir hablar de que la foto ‘Muerte de un miliciano’ pudiera no ser una imagen real. Cuando se tuvo noticia del hallazgo del maletín, todos nos preguntamos si estarían los negativos de esa famosa foto. Eso resolvería todas las dudas. Pero, no. No estaba. O al menos es lo que dijo Cornell Capa.
La segunda reflexión es que al hablar de la Guerra Civil española, todos, como Cynthia Young o Thrisa Ziff al enterarse de donde era yo, siempre mencionaban el nombre de Agusti Centelles. Y podía ver el tremendo respeto con que lo hacían. No tengo ninguna duda, y seguro que ellos tampoco la tienen, de que Centelles ocupa un lugar de honor en la historia de los fotógrafos de la Guerra Civil al mismo nivel que Capa, 'Chim' o Gerda Taro.
Sobre Agusti y Robert, creo que te comenté en otra entrada que opinaba que debieron de conocerse y que además se debieron de respetar por estar donde estaban y hacer lo que hacían.
ResponderEliminarTuviste un encuentro de esos que yo llamo fascinante y otros... de una tercera fase como diría Spilberg.
Que bien que pudiste aprovechar tan bien el tiempo de estancia.
Un abrazo
Paco, cuando era fotógrafo solía coleccionar libros con las obras de "mis maestros" de la fotografía de todos los tiempos, ahora no me lo puedo permitir tanto, pero esta entrada me trae a la memoría una historia de Magnum. Se trata de Inge Morath que a sus veintipocos años, tras una conversación con Cartier-Bresson y Capa en Paris, quienes habían plasmado en sus negativos la España anterior a la guerra incivil, Henri; la contienda, Robert; y finalmente, la posguerra fotografiada por Inge, austriaca, que se lanzó a la aventura de fotografiar todo lo que le llamase la atención recorriendo el país en un 2CV y una Leica con angular, normal y tele corto, además de un trípode y un saco con latas de película para recargar los "carretes", amen de una lista de contactos entre los que figuraban algunos pintores e intelectuales que no puedieron exiliarse. Hay una foto titulada "Guerra a la tristeza" que si la ves comprenderás con toda seguridad que sea una de mis favoritas, una verdadera obra maestra de la España Negra de la época, perfecto icono de la misma... para mí tanto como la de Capa "Muerte de un miliciano" en el Cerro Muriano de Córdoba, tengo entendido.
ResponderEliminarDe Centelles de momento no tengo nada, solo lo que he visto en revistas e Internet, pero está en mi lista de espera.
Paco, muchas gracias, por estos momentos de historia que a menudo nos regalas y que tanto aprecio.
Un abrazo,
Santi
Hola, Paco, el libro que guardo de Capa es "Capa, cara a cara" y te pongo un enlace a la foto de Inge Morath que te menciono. La imagen es muy pobre y pierde los tonos e iluminación con que aparece en el libro; el señor retrato es manco detrás en una caseta de feria aparece el título de la foto, nunca más adecuado.
ResponderEliminarhttp://www.noticiasdenavarra.com/index.php/services/popUpGaleria?id=103815&idContent=363839&content_class=Photos
Saludos,
Santi
¿No fue Centelles quien tuvo que esconder y salvar también una maleta llena de negativos?
ResponderEliminarEstas historias son fascinantes, y me encanta ver como se pasa el testigo de una generación a otra, el abrazo de viejos niños o niños viejos que invierten su vida intentando trascender la realidad en imágenes aventuras arriesgadas y quizá algo más en sutil complicidad. Es un arte. Y la pregunta de siempre ¿qué es realidad o qué artificio? Suponemos que sólo el autor lo sabe. Pero la respuesta es importante.
Como dice Jan, aprovechaste bien el tiempo y el viaje, Paco. Felicidades!
No es el maletín original. Al Sr. Aguilar se le entregó las tres cajas "de bombones" con papel regalo y grandes lazos con una simple nota retándole a no abrir los "bombones" hasta dentro de unos días, en alta mar. Un mozo con uniforme de un Hotel que Aguilar conocía, le hizo la entrega cuando subía al barco.
ResponderEliminarCuando el Sr. Aguilar vió el contenido de las cajas, se asustó, vació su maletín e introdujo en él las "tres cajas de bombones", cerrándolo y asegurándose de que nadie pudiera ver su contenido.
Hablamos de tres grandes fotógrafos, Capa, Taro y Centelles. Comprometidos y fieles a sus ideales y a sus amigos, que nos legaron su testimonio para que jamás olvidemos que és una Guerra Civil, que és el dolor, la derrota, la dignidad, el valor, la fraternidad, y por encima de todo la amistad.
Un abrazo a todos.
Sigo este blog hace bastante tiempo, me gusta.
Tienes razón Jan. Capa y Centelles se conocían.
ResponderEliminarY sí, fue una estancia breve pero muy bien aprovechada.
Un abrazo
Santi,
Inge Morath es también una de las grandes y la foto que mencionas eso, un fotón.
Estoy trabajando en un proyecto sobre la Guerra Civil del que pronto hablaré y volviendo a revisar las fotos de Centelles lo confirmo, es de lo mejorcito que hay. Manténlo en tu lista de espera.
Un abrazo.
Si Eva,
Lo más valioso para un fotógrafo es su archivo y Centelles cruzo la frontera con sus cámaras y la maleta con sus (creo) 75.000 negativos.
Gracias Eva.
Un abrazo
Anónimo, tu información es estupenda. Muchísimas gracias por ella y también por lo que opinas sobre el blog y por tus palabras sobre los tres fotógrafos (creo que también deberíamos incluir a David Seymour ‘Chim’) que comparto en un cien por cien.
Y ya puestos, es una pena que ni yo ni los lectores de este blog sepamos tu nombre.
Un abrazo
Aupa Paco, bonito viaje a la capital del mundo, y bien aprovechado. John G Morris está hecho un chaval, con las botas puestas. Entre él y Jimmy Fox han visto prácticamente todo lo bueno, o lo mejor de entre lo bueno. Editores, amigos y madres para los fotógrafos y fotógrafas. Que podían echar una bronca en momentos determinados pero que no traicionaban a favor de los que firmaban los cheques. Será interesante lo que cuente en el documental de Trisha Ziff.
ResponderEliminarHay una cosa que me cruje del periplo que cuentas de los maletines. Se me hace difícil de manejar que Cornell fuera el primero que viera el contenido. Cuando llega a sus manos en la quinta avenida ha sido sobado por algunas manos que supongo le habrán echado más de una ojeada. Calculo que empezando por el embajador mexicano que los viajó de continente: si alguien deposita su confianza en él, como resistir la tentación de tomarse un tequilita a la sombra en el patio y mirar al contraluz. Bien que luego los olvidó, pero al rescatarse, empezando por Benjamín Traver que los recepta de una familiar de Aguilar, Juan Villorio, la misma Trisha, y presumiblemente Pedro Meyer, hago suposiciones, me resulta difícil no hubieran mirado, visto. El viaje de México a New York duró más de una década entre diversas negociaciones, cuando llegan Whelan ya no está y las condiciones de salud de Cornell muy probablemente ya no le permitían ser consciente de nada que se le mostrara. O existe una confabulación secreta, que sería difícil de mantener por más tiempo, o los negativos que faltan de Córdoba no están en las maletas.
JM Serrano Esparza sigue investigando y en elrectanguloenlamano ha subido un nuvo descubrimiento. Una foto que se databa en Madrid pertenece al cinco de setiembre en Cerro Muriano, un recorte presumiblemente de la foto original, no mucho tiempo antes de la gran batalla de ese y posteriores dias.
Taro, Capa Chim, Centelles, también Alfonso, los hermanos Mayo, que ni todos eran hermanos y ninguno era Mayo. Queda mucho trabajo por poner en documentación y visión.
Salud y saludos.
Excelentes aportaciones como siempre, Javier. Y tienes razón. Seguro que antes que Cornell mucha gente metió mano en el maletín.
ResponderEliminar¿Crees que algún día se encontrarán pruebas IRREFUTABLES?
Salud
Irrefutables, si, pero de qué, de que si o de que no, de que si era verdad o de que fue mentira, o de que no. Hay un negocio revisionista no solo del miliciano abatido sino de otras fotos de otos atores, aunque la ubre más ordeñada es la de Capa. A estas alturas lo que tengo claro hasta el momento es que los llamemos detractores no han presentado la mínima prueba material o argumental en contra. Solo declaraciones de intenciones, hipotesis sin demostrar, cuando no erróneas, y abundante mercadotecnia literaria, periodística, audiovisual y blogosférica. Y luego mucha alegre opinión. Supongo que ahora con las bodas de platino el fenómeno se implementará, una vez más. Un asunto que a mi me resulta interesante es revisar a los revisionistas, y tasarles el negocio. En principio yo diría, ya está bien de tocar las bolas a la memoria de aitite Roberto, el que tenga la irrefutable que la ponga en la mesa. Si no, a seguir buscando. De como cambiaron las vidas de Gerda Y Capa a su paso por la Córdoba del treintaiseis se van sabiendo más cosas, no solo de la foto, de los por lo menos dos disparos y dos abatidos, también del bautismo de fuego y muerte de los dos enamorados fotográficos que follan con la fotografía. Irrefutable resulta que desde aquel setiembre hace tres cuartos de siglo eros y tanatos se encadenan como un tao a la vida y a la foto de Capa.
ResponderEliminarNo sé, Paco, lo que voy teniendo cada vez más claro es que Capa se jugó la vida continuamente durante dos décadas, la vida, no su reputación. Irrefutablemente. Lo mismo que Gerda, y léase el final de Chim. Y que hasta el momento no hay prueba que refute que en Espejo se fotografío muerte entre los rastrojos del cereal no cosechado, de esto si hay pruebas profundas no refutadas, aunque si chuleadas. Junto a un largo anecdotario de alegres despropósitos. Uno de los últimos con los que me he topado es el siguiente: en blog de importancia por su tráfico una alegre blogera en subida que no venía mucho al caso, remite a su blog particular para señalar demostraqndo que la foto del miliciano abatido es fake. Lo despacha en un breve párrafo: Capa es un señor mayor, un anciano que se queja a los oficiales republicanos que no pude hacer fotos y estos le ponen la pieza a tiro... Capa 23 añitos, Gerda un par de ellos más. Bajo mi influjo este descomunal descerebre se corrije, pero solo en referencia a la edad, da lo mismo que ya no sea el anciano que no puede con la cámara: como la opinión es libre, la alegre blogera mantiene textualmente y con esos mimbres que la foto es ni más ni menos que timo. Esto es una de las anécdotas nimias, otras no lo son tanto por la relevancia de los autores o los medios que las proclaman. Acercarse a la verdad es lo que menos parece importar, que no estorbe una subida, un reportaje en papel con noticfia bomba o beca sabática con pandereta curricular.
Salud y saludos.
Veremos en que acaba todo, Javier.Yo, apoyando lo que dices de Capa simplemente reproduzco un par de párrafos de Susan Sontag :"Capa, la figura más elogiada de una generación de fotógrafos comprometidos políticamente y cuya obra se centro en el conflicto y la condición de la víctima”, y "en las fotografías que con valentía inmensa hizo Robert Capa".
ResponderEliminarSaludos
Tal vez sea demasiado extensa pero procuraré resumir.
ResponderEliminarEsto es lo contaban Capa y Taro de aquel día:
Habían sido informados de que habría acción y pidieron acompañar a una partida de milicianos, los milicianos no querían llevarlos pero al final accedieron por tratarse de fotógrafos extranjeros .
Estuvieron horas y no pasó nada, Capa y Taro querían irse y volver al dia siguiente, los milicianos no querían que se fueran, querían fotografías. Capa y Taro accedieron a hacerles fotos simuladas para que pudieran enviarlas a sus familias a cambio de poder acompañarles el dia siguiente, Llegaron a un acuerdo. Empezó la juerga de poses y yo más.... de repente empezaron a sonar disparos, sí, les estaban atacando, un miliciano que estaba junto a ellos les arrojó de un empujón directamente dentro de una trinchera y éste salió de nuevo para repeler el ataque. (éste es el miliciano de la famosa foto) Capa y Taro estuvieron un rato disparando con la cámara, simplemente disparaban sacando el brazo de la trinchera. El pequeño ataque que sufrieron era de alguien que se molestó al ver la juerga que armaron con las poses, parecía estar sólo y disparaba desde lejos, duró poco.
Al finalizar los tiros, vieron que había muerto segundos después el miliciano que les había protegido tirándolos al fondo de la trinchera.
Capa y Taro no supieron qué habían fotografiado hasta ver el revelado. Quedaron con esa sensación que sólo los de la profesión podeis explicar. Habían fotografiado a la muerte.....
era una gran foto, pero ... a costa de qué.... por qué.... era horrible!!!!
Por mas que lo intentaron no lograron dilucidar quién de los dos había tomado la foto... Nunca lo supieron.
Esta es la verdad sobre la famosa fotografía, y VA POR TI FIONA!!! La prueba física que queréis del resto del reportaje existe.
Salud a todos.
Gracias por tu información y por la dedicación a Fiona.
ResponderEliminarSólo un par de cosas. Lo que explicas necesita basarte en algo. En como te ha llegado dicha información, quien eres, etc.
La segunda es que el que no supieran dilucidar de quién era la foto es un razonamiento absurdo para un fotógrafo.Puede que fuera cierta, pero al revelar los rollos de las 36 fotos aunque no se identificaran la autoría de esa foto en concreto, se acordarían de alguna del resto, digo yo. Entonces la foto del miliciano estaría entre esas otras 35 y tendría una autoría clara.
Saludos
No sé si es absurdo, sólo sé que ellos siempre mantuvieron que no sabían quién de los dos tomó la foto y así lo contaban.
ResponderEliminarSoy hija de una amigo de Capa y Taro, también conoció a Chim, pero éste era mayor que ellos y muy serio... se conocieron en Barcelona en su primer viaje.... (a mi padre, le has visto muchas veces en tu úiltimo viaje, aparece en las fotografias del Maletin Mexicano).
Yo no entiendo nada de fotografia, sólo repito alguna de las anécdotas que él me contaba, y sobre los negativos .... sí me contó bastantes cosas....
Saludos
Amiga anónima, me has dejado muy intrigado. Es superinteresante y no caigo.¿Me podrías enviar un mail al mío, que está al inicio del blog?
ResponderEliminarMis dudas, desde fuera, de que la imagen fuera real,que no digo que no lo sea (y creo que también Susan Sontag en su último libro dudaba)las puedes ver si buscas en Google 'Robert Capa, Susan Sontag y la foto Muerte de un Miliciano'.
Un saludo muy cordial
El uno de julio del dos mil nueve se subió a elrectnaguloenlamano la datación espacial del lugar donde se produjeron los dos disparos de Mauser con los que se abatió a dos milicianos mientras estaban siendo fotografiados en una no batalla, por tanto no hubo ráfagas de ametralladora pesada sino disparos de francotirador. Aquí Whelan se equivocaba. Situación que no ocurrió en Cerro Muriano sino en Espejo a unas decenas de km. Susperregui gracias a Antonio Aguilera se aproxima a Espejo y poco después JM Serrano fija el lugar exacto de los hechos. ÇDespués Alós coincidiendo con el 73º aniversario y en un alarde pirotécnico percute la noticia bomba que le sirvió para unos minutos de gloria y bisnes a sensu contrario en un vano intento de negar la verdadera realidad de lo ocurrido. Apostar contra Capa tenía más enjundia y mejor aprovechamiento editorial. En posteriores publicaciones de Alós este espíritu negacionista sin aportar prueba ni argumento alguno se fue diluyendo calculo que por condicionamientos ideológicos contravinientes de lineas editoriales y cuestiones paralelas. Hasta hace un tiempo esto estaba en la web, después desapareció en un encanto de desmemoria. Veremos que ocurre en las bodas de platino. Ya que hablamos de la muerte, tanto la simbólica que cada foto trae consigo como de la real de la realidad realmente existente, caben pocas bromas. Como pedía Goethe en su agonía necesitamos luz, más luz. Y taquígrafos, aunque por fortuna alguno existe como a continuación se puede comprobar.
ResponderEliminarhttp://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2009/07/robert-capa-in-cerro-muriano-and-espejo.html
http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2010/02/robert-capa-en-cordoba-primer.html
http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2010/02/robert-capa-en-cordoba-primer_14.html
Salud y saludos.
Como siempre, muchas gracias por tu tan documentada información, Javier
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