Publiqué este post sobre el libro Manifiesto de Economistas Aterrados hace un año y medio. Los hechos cada vez confirman más sus teorías.
Os resumo algunas ideas de algo que todos intuíamos pero que aquí están muy bien explicadas y razonadas.
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El libro comienza así:
La crisis económica y financiera que ha sacudido al mundo en 2007 y 2008 no parece que haya debilitado el dominio de los esquemas de pensamiento que orientan las políticas económicas desde hace treinta años. No se han puesto de ninguna manera en cuestión los fundamentos del poder de las finanzas. En Europa, por el contrario, los Estados, bajo la presión de las instituciones internacionales y de las agencias de calificación, aplican con renovados bríos unos programas de reformas y de ajustes estructurales que ya demostraron en el pasado su capacidad de incrementar la inestabilidad y las desigualdades. Estas medidas van a agravar aún más la crisis europea.
Y opina sobre los economistas:
Los economistas tienen que asumir sus responsabilidades ante la sociedad. La mayor parte de los “expertos” que interviene en el debate público lo hacen para justificar la actual sumisión de las políticas económicas a las exigencias de los mercados financieros.
A semejanza de las crisis que la han precedido, esta gran crisis exige una refundación del pensamiento económico. Numeros investigadores se han propuesto trabajar en esta dirección. Y para servir de estímulo a esos necesarios y nuevos planteamientos hemos redactado este Manifiesto de economistas aterrados.
Desde el estallido de la crisis se ha hecho patente el desfase entre el carácter perentorio de las afirmaciones que realizan los “expertos” y la fragilidad de sus diagnósticos.
En la visión neoliberal todavía dominante, que dibuja un mundo hecho de agentes económicos individualistas y clarividentes en competencia los unos con los otros, la liberación general de los mercados tenía que conducir matemáticamente al máximo crecimiento y a una situación económica óptima.
A diferencia de la ley de la oferta y la demanda en los productos ordinarios, en los financieros cuando el precio aumenta, es frecuente observar no un descenso,sino un aumento de la demanda. En efecto, el alza del precio signica un incremento de la rentabilidad para los que poseen el título., debido a la plusvalía realizada. El alza del precio atrae entonces a nuevos compradores, lo que refuerza más aún el incremento inicial.
Es la burbuja especulativa: un alza acumulativa de los precios que se alimenta así misma. Este tipo de procesos no produce precios justos sino, al contrario, precios inadecuados.
Los dirigentes de las empresas que cotizan en bolsa, tienen ahora como primera misión satisfacer el deseo de enriquecimiento de los accionistas, y sólo ese. Estas exigencias provocan una presión constante a la baja en los salarios y en el poder adquisitivo que no favorece a la demanda, lo que lleva a un crecimiento débil y a un paro endémico. Esta tendencia se ha contrarrestado mediante el endeudamiento de los particulares y con las burbujas financieras que crean una riqueza ficticia, que permiten el crecimiento del consumo sin salarios, pero que terminan en cracks.
¿Os suena, verdad?
Las agencias de calificación financiera contribuyen en gran medida a determinar los tipos de interés en los mercados de renta fija al atribuir calificaciones cargadas de gran subjetividad o incluso con la voluntad de fomentar la inestabilidad, fuente de beneficios especulativos.
Las reducciones de impuestos y cotizaciones sociales se multiplicaron (impuesto de sociedades, impuesto sobre las rentas más elevadas, impuesto sobre patrimonio, cotizaciones patronales…), pero su impacto sobre el crecimiento económico resultó muy dudoso.
Así pués, el crecimiento de la deuda pública en Europa y en Estados Unidos no es el resultado de políticas keynesianas expansivas o de políticas sociales dispendiosas, sino más bien de una política que favorece a las clases privilegiadas. Los “gastos fiscales” (bajadas de impuestos y de cotizaciones sociales) aumentan la renta de los que menos necesidades tienen, que de paso pueden incrementar aún más sus inversiones, en especial en bonos del tesoro, cuyos intereses se remuneran mediante impuestos obtenidos de todos los contribuyentes. El resultado es que se ha creado un mecanismo de redistribución al revés, de las clases populares hacia las clases acomodadas a través de la deuda pública, cuya contrapartida es siempre la renta privada.
Una vez establecido un sistema de competencia social y fiscal, se redujeron los impuestos, en especial sobre las rentas de capital y las empresas y se aumentó la presión sobre los gastos sociales.
La rigidez monetaria y presupuestaria, reforzada por el euro, ha permitido que todo el peso de los ajustes recaiga sobre el trabajo. Se ha promovido la flexibilidad y la austeridad salarial, se ha reducido la parte de los salarios en la renta total, han crecido las desigualdades.
La crisis ofrece a las élites financieras y a las tecnocracias europeas la tentación de poner en práctica “una estrategia de choque”, aprovechando la crisis para radicalizar la agenda neoliberal. Permitirá fuertes reducciones en los gastos sociales, objetivo incansablemente perseguido por los partidarios del neoliberalismo, con el riesgo de comprometer la cohesión social, de reducir la demanda efectiva, de empujar a los particulares a ahorrar para su jubilación y su sanidad y ponerlas en manos de unas instituciones financieras que son las responsables de la crisis.
Hasta finales de enero del 2011, el Manifiesto de Economistas Aterrados, ha sido firmado por 3.095 economistas y otros profesionales cuya relación completa puede encontrarse aquí.
Y si queréis ver una explicación brillante, lúcida y muy clara de las causa de la crisis en España, lo podéis ver en este corto de dibujos animados creado por Aleix Saló.
El problema es que cualquier empresa o mercado está a merced de la especulación. Recuerdo que hace unos años, cubriendo una información en la Bolsa de Barcelona, me hice colega de unos brokers y me enseñaron como iba su trabajo. Básicamente esperaban a que un banco comprara como loco acciones, haciendo subir el valor de éstas de forma inmediata. Esto a su vez atraía a un número ingente de otros inversores pequeños que decidían subirse al carro, hasta que el banco o entidad financiera decidía vender todos sus activos en tal empresa, al cabo de unas pocas horas, creando otra vez una caída en el valor de las acciones y esas perdidas terminaban siendo absorvidos, en parte, por los pequeños inversores que no vendian a tiempo o por la empresa en cuestión, incluso llevandolo a la quiebra. Lo mismo pasa en los otros mercados, ya sean de materias primeras, alimentación, etc. Sobretodo cuando el sector empresarial entra en una espiral de crisis, los especuladores deciden especular con valores "más seguros". Vamos, más seguros, pq los especuladores saben que todo el mundo va a comprar cereales para comer, por ejemplo, el problema es que esta especulación puede undir mercados de necesidades básicas tanto locales como globales y con ello crear directamente situaciones de hambre y pobreza endémica.
ResponderEliminarEn fin, a mi parecer, el gran problema es que ya no se valoran las cosas en función al valor que tengan, ya ni tansolo preveyendo el valor que puedan tener en el futuro, sinó que los grandes agentes económicos son los que, sin ningún tipo de miramiento otorgan un valor totalmente fictício y sin fundamento a lo que sea. Y este tipo de especulación se beneficia en más medida cuanto más global y liberal sean los mercados.
A veces pienso que me gustaría entrevistarme con George Soros, uno de los padres de la especulación y curiosamente, una persona que se dice que es de una mentalidad de izquierdas casi radical. O una de dos, o es un gran hipócrita o ha decidido hundir el mercado para crear otro sistema. Pero en cualquiera de los casos, lo que parece claro es que de un modo u otro, le importa poco si su delirio se lleva por delante las vidas de millones de personas. Pero sí, me gustaría hacerle una pregunta sobre esto.
De fet tot plegat em porta a pensar en aquella recurrent "Lley de Murphy", a través de la qual pots inventarte qualsevol bestiesa i acabar dient que sempre reben els mateixos es a dir "tot l que va malament acaba anant pitjor". Aquest manifest es clar i contundent i s'enten molt be, pero no sería millor que les entitas financeres compresin directament els estats i ja no faría falta anar emb olicanta la troca? Hi han fortunes al Món qiue tenen capacitat per comprar un estat sencer i fer de les jubilacions i la medicina pública la seva particular mutua, acabarem aixi?
ResponderEliminarSi Duran i Lleida, ha reconocido en el programa del Cuní que los políticos están pillados por los mercados financieros! No se, si alguien sabe la clave para salir de esto. La ley de la oferta y la demanda, la entiendo, pero nunca he entendido el funcionamiento de la bolsa, que es lo que mueve la economía y esta especulación tan bestia.
ResponderEliminarEl video este es genial, hace días me lo mandaron.
Muy interesante Paco, elocuente, claro y conciso. Gracias por copartirlo.
ResponderEliminarPor un mundo gobernado por mentes más "humanas", sociales e inteligentes, en las que el abuso de poder, la codicia, la hipocresía..., no tengan cabida. ¿Será esto posible algún día?
Me encanta tu blog.
¡Molts petonets!
Como soy optimista "de mena", creo que el ciudadano, consciente de su pertenencia a una comunidad, se negará a lanzarse a ese suicidio colectivo que es aceptar la doctrina del miedo y empezará a generar pequeñas islas de autogestión hasta formar una sociedad paralela, que será el germen de la que verán los niños nacidos este siglo. (Aunque es muy posible que la generación de sus padres y abuelos lo pasen mal mientras ésta germina)¡Anarquía es libertad!
ResponderEliminarCuando la crisis aprieta hay que agudizar los sentidos y las aptitudes. La frase que puede parecer una autentico principio de demagogia solo obedece a la necesidad de tirar hacia adelante como sea.
ResponderEliminarLa vida está llena de necesidades, frustraciones y crisis permanentes, todo ello aderezado con lágrimas que a veces deberíamos obviar. Pero esto no es nuevo en una sociedad donde el consumo lo desbarata todo. ¿Acaso la persona es menos culpable por verlas venir? Al fin y al cabo, uno permite que todo suceda.
Los economistas son los causantes de todo. Alegran el mercado con sus expectativas y lo hunden literalmente con sus agonías. El ser humano es influenciable a las circunstancias de quienes más saben.
La crisis global solo puede paliarse con acciones individuales. Pero hay que ingeniárselas.
Interesante y muy bien realizado el video. Pero no crees ¿que la condición humana siempre caerá ante las ofertas de nuevos sueños para vivir por encima de sus posibilidades? Al fin y al cabo, los políticos viven gracias a las necesidades creadas por las expectativas de la propia sociedad. Al menos así parece si miramos la situación de hace unos años y la comparamos con la actual.
Un abrazo
Entre el manifiesto de Economistas, por ti publicado, y los comentarios fantásticos, me queda todo clarísimo, pero sin palabras, porque está dicho todo.
ResponderEliminarGracias por todas estas aclaraciones, que comparto, y de las que ya intuíamos.
Maribel
Hola Paco. Interesante y clarificador. Como ha señalado Luigi Ferrajoli, catedrático de Teoría y Filosofía del Derecho en la Universidad de Roma, ya no son los Estados los que ponen a competir a las empresas, sino las empresas las que ponen a competir a los Estados.
ResponderEliminarHay muchos economistas de gran reputación al servicio de “los mercados, bancos, etc”. Sólo hay que recordar el caso de un prestigioso economista norteamericano que hizo un informe diciendo que la economía islandesa iba muy bien sólo un par de semanas antes de que se hundiera. Eso sí, cobró 150.000 dólares por ese informe encargado por los bancos islandeses causantes del hundimiento. Por eso es loable este “Manifiesto”.
ResponderEliminarHola Fede. Buena frase:”son las empresas las que ponen a competir a los Estados”.
Muchas gracias querida Elena.
Molts petons!!!!