lunes, 31 de mayo de 2010

A LAS PUERTAS DE LA MUERTE Y LA IGLESIA DE AUVERS DE VAN GOGH. SÉPTIMA y ÚLTIMA PARTE


(Continuación de la sexta parte)

LA OPERACIÓN

A pesar de las bromas de que fui objeto el lunes por parte de Fina, la enfermera que me cuidaba: — ‹‹ Te dejo salir un fin de semana y lo primero que haces es cascarte una fabada ››, se reía la leonesa —, las noticias no fueron buenas. No respondía al tratamiento y las plaquetas se encontraban reducidas a su mínima expresión.
—Te vamos a operar para extirparte el bazo. Muerto el perro muerta la rabia —me dijo el doctor Melibosky.

Pocos días después entré en el quirófano. El primer y nebuloso recuerdo tras la operación, fueron las caras de mi mujer y de una enfermera de ojos azules que me instaban a orinar si no quería que me sondaran. Después siguieron los días interminables recuperándome, unido a los tubos que me suministraban el suero gota a gota, mientras la limpia incisión de mi abdomen, que atravesaba un mar de moratones, iba cicatrizando lentamente.


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Melibosky había acertado plenamente en su diagnóstico, y eliminado el bazo traidor, secuestrador de plaquetas, el número de estas había aumentado considerablemente. Yo atendía al rosario de visitas de familiares y amigos que se turnaban junto a mi lecho, entre ellas la de Albert Cañagueral que me trajo el dominical con el reportaje sobre Jabugo ya impreso.



La más noctámbula siempre era la del fotógrafo de El Periódico, Albert Bertrán, que vivía muy cerca del hospital y aprovechaba el fin de sus escapadas nocturnas para visitarme.
Recibí el alta hospitalaria, a tiempo aún de celebrar con moderación la noche de fin de año, por fin fuera del centro sanitario; la iglesia de Auvers, que había estado tan cerca de no poder ver, todavía colgada en la pared de mi estudio, pero que fue a parar inmeditamente al contáiner de basura más próximo junto a los árboles de Navidad abandonados.


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Toda esta sucesión de imágenes pasó ante mis ojos comprimidas en el tiempo. Abrí los ojos y volví a contemplar el espléndido paisaje que se extendía bajo mis pies.
La pareja de águilas reales había desaparecido hacía tiempo, el sol se había ocultado ya tras las montañas, y pensé que había llegado la hora de regresar.


Epílogo.

La vida da muchas vueltas. Un año y medio después del final de esta historia, el 14 de julio del Año Olímpico de 1992, nació Andrea.

20 comentarios:

  1. Y se abrieron los girasoles ;-)

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  2. Yo creo que lo del Jabugo y la pata gloriosa también fue otro presagio. No te queda mal la barba... abraçada

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  3. Paco, una historia bien contada !!
    Al final a parte de que el bazo no funcionase del todo bien, el detonador fueron las pastillas contra la malaria ????

    A parte. Me has recordado a una foto que me hicieron, tumbado en una camilla en el hospital que hace poco te enseñe...
    Una abraçada.

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  4. A lo mejor tu cura fue esa, la de probar el jamón de Huelva. Jajajaja.

    Me ha encantado la serie, Paco. Bien narrada de cabo a rabo.

    Saludos.

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  5. ¿Entonces el bazo no sirve para nada? ¿Te lo quitan y listo? Yo tb me pregunto si el Lariam tendría algo que ver, ¿te dijeron algo al respecto?

    La foto en la camilla tiene gracia por la otra foto que hay colgada. Es casi un bucle.

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  6. Bueno, ya sabíamos que por fuerza tenía que terminar bien pero no deja de ser un alivio. La salud es de esas cosas que solamente se valora cuando no se tiene, yo mismo salgo cada mañana de casa sin pensar en mi bazo, que no se ni para que sirve. Esperemos que él no se lo tome mal y siga funcionando correctamente !

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  7. ¿Y qué tal se vive sin bazo? ¿O eso es otra historia?

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  8. Ains, un final un poco abrupto, pero feliz.

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  9. Un humilde recuerdo , aprovechando tu blog , a Dennis Hopper.
    Por su personaje en Apocalypsy Now ( yo quería ser igual de pequeño ), easy rider, terciopelo azul.....y su faceta de maravilloso fotógrafo.

    Salut a todos!!

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  10. Bueno es una buena historia a pesar de que como en la peli del Titanic todos sabíamos el final. Aquí el protagonista tenía que vivir por pelotas.

    La foto del hospital despatarrado muy buena, una mezcla de Robinson Crusoe y parado de larga duración.

    Salud al protagonista y para todos.

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  11. Bueno....al final voy a echar de menos esta historia.

    Mis dudas están en la línea de las de Jordi Busqué ¿tiene consecuencias no tener bazo? Porque hay organos que ignoramos hasta el momento en que nos los quitan, si hago la lista de los condicionantes de no tener ganglios en un brazo, colapso el blog.

    Gracias por presentarnos a Andrea, una bonita y franca sonrisa es siempre muestra de un buen y franco interior.

    Besos

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  12. Jordi31/5/10

    i de la foto que penja damunt teu a l'hospital, deus ser tu, oi, al mateix llit dies abans? detall curiós... reivindicant el poder de la foto fins al final?

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  13. Un amigo de cerca de La Alberca me dijo en cierta ocasión mientras le hice unas fotografías a su almacén hacia alguna fotografiaba su producción anual de buenos fiambres…
    "Cuando estés deprimido, enfermo o simplemente jodido, piensa en un buen jabugo".
    Hoy, siete años después, aun aplico el mismo truco. Lo malo es que desde hace seis no lo pruebo. Pero viendo y recordando ese reportaje del dominical, su sabor y aroma aun están jugando con mis papilas gustativas.
    Un abrazo

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  15. Has sabido dosificar una historia que, aunque sabíamos de su final feliz, nos ha mantenido en cierta tensión.

    Un a-bazo.

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  16. Me encanta el detalle de la foto colgada en la cabezera de la cama, con el encuadre casi igual a la que te hacen.

    Por cierto Paco, paciencia con tu "amigo virtual" que va repartiendo estopa por blogs, y que también tiene para Tino o Colita entre otros. Tómatelo con humor, no sea que te vuelva a salir el bazo...

    saludos!

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  17. Bueno, como hay tanto interés-yo casi ni me acordaba-hablaré del bazo. Seguro que para algo ha de servir, pero intuyo que no tanto como el corazón o el cerebro, por lo menos en algunos, y que el organismo humano hace que otros órganos cumplan sus funciones entre todos. O eso espero.

    Tal vez aquí podrían opinar alguno de mis amigos médicos: mi antiguo compañero de cole y autor del estupendo blog “Reflexiones de un pediatra curtido”, Santi García-Tornel, u otra pediatra reconvertida en fotógrafa, Lola Montserrat, u otro más, Brauli Teixido, ahora en la Galería Vàlid Foto-algo tendrá la fotografía, digo yo-.

    Por mi parte, i toco fusta, hago una vida normal por completo y al escribir este comentario he reflexionado sobre una cosa rarísima. Una vez fuera del hospital, y de eso hace ahora 20 años, me doy cuenta que nunca he faltado ni un solo día a ninguna de mis numerosas clases, ni a encargos o viajes fotográficos por estar enfermo o en cama.
    Claro, que puede que haya otra razón que seguro que comparten muchos de los amigos de este blog: los freelances no podemos estar nunca enfermos.

    Bueno Manuel, tal vez tú, como colega esplenectimizado podrías decir algo al respecto.

    Por cierto, me encanta vuestro sentido negro del humor. Me recordáis a Pepe Encinas: Un a-bazo, tómatelo con humor, no sea que te vuelva a salir el bazo, el jabugo como remedio universal…

    Nati, no te preocupes. Hay muchas más historias. Y otro día nos haces la lista de los condicionantes de no tener ganglios en un brazo, ¿O era en el bazo?

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  18. Me había olvidado.Una vez operado llegaron más resultados de análisis.En ellos se descartaba que la causa hubiera sido debida a algún producto químico, por lo que las pastillas Lariam no fueron las culpables. Nunca se supo la causa.

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  19. Eso te pasa por juntarte con pintores dados a rebanarse apéndices.

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