lunes, 10 de mayo de 2010

A LAS PUERTAS DE LA MUERTE Y LA IGLESIA DE AUVERS DE VAN GOGH. CUARTA PARTE.


(Continuación de la tercera parte)


EL RALLIE DE COCHES ANTIGUOS BARCELONA-PONFERRADA


Los Hispano Suiza, Bugatti, Rolls-Royce, Daimler, Mercedes, Lancia, Fiat, Peugeot, Citroën, Austin, Ford, DKW, Bentley y Delahaye, entre otras joyas clásicas, relucían bajo el pálido sol de la Diagonal barcelonesa, cuando Luis del Olmo, que vestía un abrigo oscuro que le llegaba hasta los tobillos, leyó el pregón, preludio de la salida. Los automóviles, con sus ocupantes vestidos de época, formaron una larga columna a lo largo de la Diagonal y dirigiéndose hacia la zona universitaria abandonaron la urbe.
Yo cubría el evento para la revista Fortuna Sports y me acomodé en el asiento delantero del Peugeot 405, junto al conductor, el veterano periodista Paco Costas que ejercía de director del rally.


La caravana cruzó Lleida y Zaragoza y se detuvo al anochecer para pernoctar en el Burgo de Osma. La copiosa cena en el restaurante del hotel Virrey Palafox contó con la presencia del humorista Eugenio, que se había sumado al rally en el último momento, y que nos hizo literalmente llorar de risa con sus “Saben aquél... “
El peregrinaje por tierras castellanas continuó al día siguiente, no sin que me hiciera el firme propósito de volver con más calma para visitar a mis anchas el espectacular desfiladero formado por el río Lobo.



El frío cortaba como un cuchillo y una espesa niebla se cernía sobre la noche vallisoletana, cerca de la catedral donde habían aparcado los automóviles. Durante la cena, en el restaurante del Casino, me hice un pequeño rasguño con una astilla de la mesa de madera. Incapaz de detener la hemorragia con la ayuda de un pañuelo de papel, me excusé ante mis compañeros de mesa y me dirigí al lavabo en donde necesité cerca de diez minutos con el dedo bajo el chorro de agua fría, y abundante cantidad de papel higiénico, para restablecer la situación. Los problemas matutinos con el afeitado empeoraban y empecé a preocuparme.
Pocos días después, la comitiva llegó a Astorga, su destino final. Desde allí se iba a retransmitir el programa radiofónico dirigido por Luis del Olmo. Yo tenía un billete de puente aéreo Madrid - Barcelona, y al día siguiente tendría que desplazarme desde Astorga a la capital castellana. La periodista Paloma Barrientos, que había venido para participar en la fiesta final del rally, me ofreció volver en su taxi, Pero rechacé la amable oferta porqué tenía que dar una clase de postgrado en la Facultad de Periodismo de Bellaterra y pensé que en el tren podría acabar de prepararla tranquilamente. Con el billete Astorga – Madrid en el bolsillo, y tras cenar frugalmente —el botillo me salía ya por las orejas —me retiré a mi habitación. Al desnudarme contemplé asustado que sobre el hombro derecho y parte de la espalda, las zonas que habían estado en contacto con la correa que aguantaba mi pesada bolsa con las camaras, habían aflorado unos grandes moratones. Telefoné a la que entonces era mi mujer y que trabajaba en un hospital situado en la parte alta de Barcelona.
—Mañana estoy de guardia toda la noche —me respondió —.Pásate por aquí cuando llegues y te echaremos un vistazo.


El viaje de vuelta transcurrió plácidamente. Incluso pude preparar a conciencia la clase mientras el tren discurría bajo una fina lluvia por los campos de Castilla.




No tuve que esperar para coger el primer avión del puente aéreo que aterrizó en El Prat pasadas las diez de la noche. La circulación era escasa en Barcelona, y el taxi que me llevó hasta casa no necesitó más de diez minutos. Dejé la bolsa de viaje en el recibidor y bajé hasta el parking, donde mi Seat Ibiza negro, molesto por mi abandono, se tomó varios intentos antes de arrancar. Aparqué el vehículo sobre la cera enfrente del hospital, campo de batalla diurno de las grúas municipales pero nunca de noche.
‹‹ Total, una revisión rápida, un diagnóstico, tal vez alguna medicación, y de vuelta a casa ››, pensé sin sospechar lo equivocado que estaba.

(Continuación)

11 comentarios:

  1. El "continuarà" sempre en el moment més intrigant. Has aprés bé la tècnica del suspense. Esperem amb impaciència la propera entrega.

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  2. Està molt molt interessant!!!

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  3. Huy! Em sembla que vas fer nit a l'hospital :-( o pot ser mes. Aquest cotxe va veure la llum del dia malament aparcat , quin perill ;-)

    Fins el proper capitol

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  4. Ya desde el último capítulo esto tiene muy mala pinta, y al leerte me entra cierta angustia. Pero como estás aquí escribiendo y fotografiando... pues espero las entregas de tu apasionante odisea personal.

    Buenos paisajes has elegido para ilustrar tu entrada.

    Un afectuoso saludo.

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  5. ...ya no me quedan uñas...

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  6. Buf, qué mal rollo, Paco! Tranquiliza el hecho de que estés aquí. Uno vive tranquilo y de repente ya no está...

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  7. Jolin Paco, no nos puedes dejar así....

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  8. Por favor, Paco, un poco de piedad con los hipocondríacos. Ya somos siete haciendo cola en la sala de espera del hospital...

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  9. Me encanta la historia...además de conocer muchos de los sitios por los que transcurre la historia.
    Nos dejas en ascuas.
    Felicidades por el texto.

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  10. Paco, yo ya me estoy perdiendo. Eso si, intuyo un problema vascular, pero a saber. La presencia de Luis del Colmo hace la historia más terrorífica e inquietante.

    Oye se me ocurre que esto lo podías vender como reportaje. Después de lo que contaste de entrar y soltar una poesia de machado en la Vanguardia por las bravas...

    salud a todos.

    Joseba.

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  11. Bueno, la continuación el próximo lunes. Parezco ya Elena Francis.

    Joseba es toda una idea. Ya no sé que más hacer para vender reportajes.

    Y sí Jordi y Dr.Frikosal, a mi también me tranquiliza bastante el hecho de que, a pesar de todo, siga estando aquí.

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