martes, 29 de septiembre de 2009

HOMENAJE A RONALD. FRIEDENSDORF



Hace unos días recibí un e-mail de mi amigo Wolfgang Mertens, el director de comunicación de la organización humanitaria alemana Friedensdorf (La Aldea de la Paz). El encabezado era: Ronald ha muerto. Y decía: Querido Paco. Hoy tengo que contarte que Ronald murió tras padecer un cáncer de pulmón hace más de un año. Estaba de baja hacía meses y este viernes exhaló su último suspiro.

Ha sido todo un golpe. Ronald era el director de La Aldea de la Paz y en el verano de 2003 viajé con él a Kabul para un reportaje titulado Misión en Kabul publicado en el Magazine de la Vanguardia y que ganó el premio al mejor reportaje solidario, otorgado por la Generalitat de Catalunya.


RONALD A LA IZQUIERDA

En el escribía sobre Ronald:

Ronald, 52 años, complexión recia, barba gris estilo talibán, viaja desde 1988 sin interrupción a Afganistán para buscar a sus niños afganos. Nunca desde entonces ha faltado a su cita. Cuatro veces al año al principio, cuando se desplazaba en aviones comerciales, y dos veces luego, en verano y en invierno cada seis meses, en el chárter fletado por la Aldea de la Paz, que ha seguido realizado su tarea independientemente del aluvión de cambios políticos que han sacudido el país afgano. Empezó Ronald con los soviéticos en el 88, siguió con el gobierno comunista de Nadjibulla en el 89, con los Mujaidines en el 92, con los Talibanes en el 96 y con el gobierno impuesto por los americanos en el 2001. No se detuvo en 1990 cuando se luchaba en torno al aeropuerto y condujo a la treintena de niños que volvían a casa a través de la abandonada terminal, mientras contaba más de 25 obuses que explotaban en las cercanías. Despegó de la capital afgana en 1992, con los pasaportes sin formalizar, con la promesa de hacerlo a su vuelta de Alemania, porque se combatía en la avenida del Ministerio de Asuntos Exteriores. Continuó en el 2000, después de que el Boeing 727 de Ariana cargado de niños realizara un aterrizaje forzoso en Tiblisi, la capital de Georgia, en su ruta de regreso hacia Kabul, con la rueda delantera atravesada y bloqueada. Esperó en el 2000 hasta que el hospital alemán en donde se le operó de una grave dolencia, y en el que se le practicó una doble incisión a lo ancho y a lo largo del estómago, le diera el alta, para volar al frente del chárter al día siguiente.



RONALD AND MARIA


Y finalizaba el reportaje con:
Lo que parece de una certeza absoluta, es que al cabo de 6 meses, a pesar del gélido invierno de Kabul, aunque cambie el gobierno o vuelvan a sonar los tambores de guerra en la capital afgana, la Aldea de la Paz, con Ronald al frente, volverá a Kabul fiel a su cita con los niños afganos, para seleccionar a los que han de ser tratados en Alemania y otros países, y que se sumarán a los 2.500 que ya ha tratado la organización alemana desde su creación.

Estoy seguro de que ocurra lo ocurra en el atormentado Afganistán, la Aldea de la Paz seguirá volviendo, pero por desgracia sin Ronald Gegenfurtner al frente.

¡Descansa en paz Ronald!


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