HABICHUELA
aYa sé que de entrada es una afirmación muy categórica, pero os lo explico. Durante mi reciente estancia en Granada y a lo largo de mi recorrido diario por la ruta de las plazas me llamó la atención un luminoso y acristalado local, Shine, que hacía esquina con la plaza Bib-Rambla y la calle Zacatín. Unos paneles negros con letras blancas, en español y en inglés, exhibían claramente las tapas que allí se ofrecían. Me llamó la atención porque parecían muy sofisticadas, de alta cocina, y a precios muy razonables: entre uno y dos euros y medio.
Finalmente un día caí en la tentación y entré. Pedí una copa de vino blanco y una marina: corte de lubina asada a la pimienta de Jamaica. Me sirvieron el vino, que estaba a la temperatura perfecta y en una amplia copa, y la lubina. La presentación era una obra de arte y estaba deliciosa, en su punto exacto y con la piel crujiente. Me recordó enseguida a tapas o platos de restaurantes con estrellas Michelin. A lo largo de mi carrera he tenido la suerte de fotografiar varias veces a algunos de los grandes cheffs españoles como Ferràn Adrià, Juan Mari Arzak o Carme Ruscalleda que después me han invitado a comer, o sea que puedo decir que hablo con conocimiento de causa.
MARINA
Volví al día siguiente dispuesto a comer a base de tapas y esto fue lo que comí:
Un morenete: taco de sandía, melva al vino alpujarreño y ensalada cruda de hierbas.
Una estrella: mousse de erizo y breve ensalada de flores.
Una habichuela: taco de foie, loncha de jamón patanegra y jugo de habichuelas verdes.
Una ana sola: alborínia de bacalao.
Un morenito: pieza de presa ibérica con espuma de manzana.
Y dos copas de vino, un blanco y un tinto. Precio: 15 euros.
Todo buenísimo, y algunas como la habichuela y la lubina del otro día, de muerte.
MORENITO
Un morenete: taco de sandía, melva al vino alpujarreño y ensalada cruda de hierbas.
Una estrella: mousse de erizo y breve ensalada de flores.
Una habichuela: taco de foie, loncha de jamón patanegra y jugo de habichuelas verdes.
Una ana sola: alborínia de bacalao.
Un morenito: pieza de presa ibérica con espuma de manzana.
Y dos copas de vino, un blanco y un tinto. Precio: 15 euros.
Todo buenísimo, y algunas como la habichuela y la lubina del otro día, de muerte.
ESTRELLA
MORENITO
CORTÉSAAAAAAAA MORENETA
Estaba tan intrigado que pedí a ver si era posible hablar con el cocinero. Salió al cabo de un rato. Le expresé mi admiración y se sentó conmigo a tomar un café.
Seguro que todo esto no los has aprendido sólo en Granada-le dije.
Seguro que todo esto no los has aprendido sólo en Granada-le dije.
Estaba convencido de que tras esos platos se escondían las enseñanzas de alguno de los grandes cocineros catalanes o vascos.
Me contó que se llamaba Nacho Sánchez y acababa de cumplir los 32 años. Había trabajado en los mejores restaurantes de Granada y, sobre todo, cuatro años con Martín Berasategui, de Lasarte, uno de los cocineros vascos a los que me refería: un tres estrellas Michelin.
Nacho me contó que no sabía muy bien si entenderían este tipo de tapas en Granada, tan diferentes de las habituales. Nos despedimos y le deseé toda clase de éxitos. Y aún comí un par de veces más, una de ellas con el fotógrafo de National Geographic, Tino Soriano, y su mujer Anna con los que me encontré en Granada.
Nacho me contó que no sabía muy bien si entenderían este tipo de tapas en Granada, tan diferentes de las habituales. Nos despedimos y le deseé toda clase de éxitos. Y aún comí un par de veces más, una de ellas con el fotógrafo de National Geographic, Tino Soriano, y su mujer Anna con los que me encontré en Granada.
¿Qué pasará con el Shine? Lo acababan de inaugurar hacía menos de una semana. Porque me extrañaría mucho que continuara tal y como lo encontré, podría pasar que:
1) Se ponga de super moda, esté siempre abarrotado y suban los precios.
2) No entiendan este tipo de cocina, sea difícil rentabilizar los productos que se sirven y el establecimiento cambie.
3) Que a Nacho Sánchez le ofrezcan un contrato estrella y se lo lleven.
Todo esto lo explico porque si tenéis pensado ir a Granada, ¡NO OS PERDÁIS LA VISITA AL SHINE LO ANTES POSIBLE!
1) Se ponga de super moda, esté siempre abarrotado y suban los precios.
2) No entiendan este tipo de cocina, sea difícil rentabilizar los productos que se sirven y el establecimiento cambie.
3) Que a Nacho Sánchez le ofrezcan un contrato estrella y se lo lleven.
Todo esto lo explico porque si tenéis pensado ir a Granada, ¡NO OS PERDÁIS LA VISITA AL SHINE LO ANTES POSIBLE!
Paco, a mi me has convencido. La verdad es que a mi y a mi mujer nos hace falta un empujoncito para irnos un fin de semana a Granada (llevamos al menos 5 años sin ir por alli), y la mejor manera de convencernos para ir a algún sitio, es por el estomago.
ResponderEliminarRecuerdo que la ultima vez que estuvimos, comimos en un restaurante de cocina de autor a precios muy asequibles. El sitio se llamaba Mont Blanc, pero hace unos meses quise saber si todavía estaba abierto, y me dijeron que no.
Pero gracias a ti ya tenemos otra excusa para ir.
Un guloso saludo.
Un aliciente de nuestra profesión no es sólo lo que testimoniamos, si no, como bien apuntas, lo que en algunas ocasiones degustamos. Viendo las fotos,como diría Schuster, "no hace falta decir nada más" Un abrazo. Tino
ResponderEliminarJeje... Al final sí publicamos ese reportaje: "La tapa granaína se sofistica". Quedó bien. Sólo una pegueña 'pega', ya sabes... Vista Cansada. La tapa genuina no se paga, ésta sí.
ResponderEliminarGracias por tus maravillosas ideas!
José, creo que entre todos ya te hemos convencido,¿no? Ya me contarás.
ResponderEliminarRocío, gracias por lo de "maravillosas" ideas.La otra y, aquí coincidís los dos en este bloque de comentarios,era la entrevista a Tino aprovechando el workshop que daba en Granada y que al final no pudistéis hacer.¿Habéis recuperado ya el ritmo normal ? En cuanto a lo del Shine, a diferencia de Tino, es más fácil porque no se mueve de Granada.¡Ah! Me encanta el título "La tapa granaína se sofistica", menos comprometido que el mío que seguro me rebatiría más de uno.
No, no hemos recuperado el ritmo normal. No se sabe muy bien por qué, hasta el 11 de sep. no regresan los esperados refuerzos. Así que a mí me tocan 18 días seguidos de estar en la trinchera dirigiendo a los soldados. Pero bueno, cuando salen bien las cosas, no pesa el trabajo. Hay días que hasta te acuestas contento.
ResponderEliminarBesos Paco.
Y a ver si te marcas otra ideita... Jejejeje...