Hoy a las 19h y organizado por el Ajuntament de Barcelona tendrá lugar en el Saló de Cent el homenaje al fotoperiodista Agustí Centelles que presentará Daniel Giralt-Miracle. Yo tengo el honor de participar junto al alcalde de Barcelona, el delegado de cultura, Antoni Segura, Miquel Berga y los hijos de Centelles Sergi y Octavi.
Mi intervención comienza de la siguiente manera:
Estamos en París en enero de 1934. En un tranvía que va de Montmartre a Montparnasse dos hombres entablan conversación. A uno de ellos, un polaco con pinta de profesor de matemáticas, le ha llamado la atención la cámara fotográfica, pequeña y discreta, en las manos de un hombre alto y elegante. El individuo alto es Henri Cartier-Bresson y la cámara fotográfica uno de los primeros modelos de Leica, una máquina que cambiará para siempre el concepto del fotoperiodismo. El polaco con apariencia de profesor de matemáticas es David Seymour, a quien todos llaman “Chim”.
En Barcelona, en abril de ese mismo año, un joven fotógrafo, Agustí Centelles se compra su primera Leica. Por novecientas pesetas y a plazos.
En París, David Seymour le presenta a Cartier-Bresson a otro fotógrafo amigo suyo, un refugiado judío como él, procedente de Hungría, llamado André Friedman, aunque más tarde se cambiará el nombre por el de Robert Capa. Los tres comenzarán a urdir la idea de crear una agencia fotográfica, Magnum. Desde el primer momento Capa esgrime dos ideas, tal vez las más importantes en la historia de la fotografía:
“Si tus fotos no son lo suficiente buenas es porque no estabas lo suficientemente cerca”. Y se refiere, además de la próximidad física utilizando un objetivo de visión normal que hace que el espectador se encuentre en medio del escenario fotografiado, a la cercanía y empatía con la gente que retrata.
La otra idea es que un reportero no es nadie si no es el propietario de sus negativos. En suma, de su archivo...
Estamos en París en enero de 1934. En un tranvía que va de Montmartre a Montparnasse dos hombres entablan conversación. A uno de ellos, un polaco con pinta de profesor de matemáticas, le ha llamado la atención la cámara fotográfica, pequeña y discreta, en las manos de un hombre alto y elegante. El individuo alto es Henri Cartier-Bresson y la cámara fotográfica uno de los primeros modelos de Leica, una máquina que cambiará para siempre el concepto del fotoperiodismo. El polaco con apariencia de profesor de matemáticas es David Seymour, a quien todos llaman “Chim”.
En Barcelona, en abril de ese mismo año, un joven fotógrafo, Agustí Centelles se compra su primera Leica. Por novecientas pesetas y a plazos.
En París, David Seymour le presenta a Cartier-Bresson a otro fotógrafo amigo suyo, un refugiado judío como él, procedente de Hungría, llamado André Friedman, aunque más tarde se cambiará el nombre por el de Robert Capa. Los tres comenzarán a urdir la idea de crear una agencia fotográfica, Magnum. Desde el primer momento Capa esgrime dos ideas, tal vez las más importantes en la historia de la fotografía:
“Si tus fotos no son lo suficiente buenas es porque no estabas lo suficientemente cerca”. Y se refiere, además de la próximidad física utilizando un objetivo de visión normal que hace que el espectador se encuentre en medio del escenario fotografiado, a la cercanía y empatía con la gente que retrata.
La otra idea es que un reportero no es nadie si no es el propietario de sus negativos. En suma, de su archivo...
Cómo cambian las cosas, en aquella época Leica era el paradigma de innovación y modernidad.
ResponderEliminarGracias por reconocer la obra de Agustí Centelles i Ossó, uno de los grandes del fotoperiodismo español, el trabajo de investigación en las fototecas de Estados Unidos y en Europa está 'descubriendo' la importancia de la obra de Centelles en la prensa mundial.
ResponderEliminarCentelles>este año inicia su itinerancia americana.
Qué bueno es recordad de ésta forma. Ya nos contarás más detalle luego.
ResponderEliminarSaludos.
Hay frases que encierran verdades. Hay fotógrafos cuyas imágenes también las encierran y el tiempo se encarga de darles el valor y la trascendencia que realmente tienen.
ResponderEliminarUn abrazo
¡¡Siempre nos quedarán los clásicos!!!!, y sobre todo el recuerdo de ellos. Sus fotografias siempre serán lecciones,ademas de la autenticidad y la prosimidad con elementos casi básicos, sin la "sofisticación" de estos tiempos "modernos"
ResponderEliminarLa herencia de cualquiera de los tres queda para el aprendizage de lo auténtico,
Maribel
Pués sí. Parece que se le empieza a hacer justicia a Agustí Centelles. Sobre todo después del lío de su archivo.
ResponderEliminarUna manera adecuada de celebrar el 14 de abril. Esta bien ir exponiendo la labor de diferentes reporteros republicanos a quien la barbarie "apago" al menos para nosotros.
ResponderEliminarSin embargo sería muy interesante una gran exposición colectiva sobre la vida en estos años captada por los reporteros en la II República Española.
A estas cosas se debería dedicar la Sra Sinde y no a fatidiar a lo tonto.